Jueves, 22 de julio de 2010 | Hoy
EL MUNDO › POR EL HUNDIMIENTO DE UNA CORBETA SURCOREANA EN MARZO
Clinton anunció que Washington estudia congelar los bienes de bancos o de los individuos norcoreanos que realicen actividades vinculadas con la proliferación nuclear y afirmó que las sanciones irán dirigidas contra la cúpula dirigente.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, anunció ayer en Seúl nuevas sanciones contra Corea del Norte en respuesta al hundimiento en marzo pasado de la corbeta surcoreana Cheonan, atribuido a un ataque del régimen comunista de Pyongyang.
En rueda de prensa, Clinton señaló que Washington estudia congelar los bienes de bancos o de los individuos norcoreanos que realicen actividades vinculadas con la proliferación nuclear y afirmó que las sanciones irán dirigidas contra la cúpula dirigente norcoreana y no contra el pueblo. “Las medidas están destinadas a mejorar nuestra capacidad de evitar la proliferación nuclear norcoreana, poner fin a sus actividades ilícitas, que ayudan a financiar sus programas de armamento, y desalentar otros actos de provocación”, señaló la canciller estadounidense ante los periodistas.
Dichas sanciones reforzarán la aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU aprobadas después de los ensayos nucleares y de misiles norcoreanos, afirmó Clinton. “Estados Unidos incrementará los esfuerzos para identificar, presionar e impedir hacer negocios a entidades norcoreanas involucradas en la proliferación nuclear y otras prácticas ilícitas en el exterior”, agregó la ex primera dama.
Clinton y el secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, viajaron a Seúl para reafirmar la alianza de su país con Corea del Sur, con motivo del 60º aniversario de la guerra de Corea, y reunirse con sus homólogos surcoreanos, Yu Myung-hwan y Kim Tae-young, respectivamente, en el llamado diálogo “2-2”. En un comunicado, los cuatro ministros alertaron a Pyongyang en contra de más acciones de provocación, instaron al régimen de Kim Jong-il a poner fin a todos sus programas nucleares y le exigieron que asuma la responsabilidad en el naufragio del Cheonan.
Según Clinton, el asesor de EE.UU. para la no proliferación nuclear viajará a la región para abrir consultas con Corea del Sur y otros aliados sobre la aplicación de las sanciones que, según dijo, tendrán como objetivo desestabilizar las políticas del régimen comunista.
Las dos Coreas viven un período de especial tensión tras el hundimiento de la corbeta surcoreana a causa, según una investigación internacional, de un torpedo norcoreano, aunque Pyongyang lo niega. La nave se hundió el pasado 26 de marzo cerca de la frontera con Corea del Norte y hace una semana el Consejo de Seguridad de la ONU condenó ese ataque, aunque sin culpar directamente a Corea del Norte.
En la rueda de prensa, Clinton dijo que, antes de retomar las negociaciones a seis bandas para la desnuclearización de Corea del Norte, es preciso que el régimen comunista asuma su responsabilidad por el hundimiento y demuestre su verdadera voluntad de desmantelar su programa atómico. Esas conversaciones, en las que participan las dos Coreas, EE.UU., China, Rusia y Japón están paralizadas desde finales de 2008 y recientemente Pyongyang manifestó su deseo de retomar el diálogo. Por su parte, Gates señaló que la situación en la península coreana podría agravarse en las próximas semanas. “Hubo algunos indicios durante los últimos meses, mientras un proceso de sucesión tiene lugar en Corea del Norte, de que podría haber provocaciones, particularmente desde el hundimiento del Cheonan”, vaticinó el secretario de Defensa. Según los analistas, el líder norcoreano Kim Jong-Il, de 68 años, que se encuentra enfermo, se dispone a nombrar a su hijo menor como su eventual sucesor.
La corta visita a Seúl de los dos responsables del gobierno de Barack Obama estuvo llena de simbolismo, especialmente con su visita a la frontera más protegida del mundo. Clinton y Gates recorrieron la zona desmilitarizada que divide las dos Coreas, hoy en día el último reducto de la Guerra Fría, como muestra de un fuerte compromiso de Washington con Seúl ante la amenaza norcoreana. Ambos secretarios visitaron además el Memorial de la Guerra de Corea, donde rindieron homenaje a las tropas de la ONU, lideradas por EE.UU., que combatieron entre 1950 y 1953 junto con las fuerzas surcoreanas contra Corea del Norte. Las dos Coreas se encuentran en una situación de guerra técnica, ya que su conflicto bélico concluyó con la firma de un armisticio y no de un tratado de paz, después de que estallara la guerra el 25 de junio de 1950 cuando el ejército norcoreano invadió al Sur.
La guerra dejó más de tres millones de muertos y desaparecidos, así como la división de la nación coreana, cuya cicatriz se hace presente en la Zona Desmilitarizada, la frontera más protegida del mundo. Además de 650.000 soldados surcoreanos, unos 28.500 soldados estadounidenses están desplegados en la península coreana como poder disuasorio ante un eventual ataque del gobierno comunista de Corea del Norte.
Como advertencia a ese régimen, EE.UU. y Corea del Sur desarrollarán desde este domingo cuatro jornadas de maniobras navales y aéreas conjuntas en el Mar del Este (Mar de Japón), en las que participarán el portaaviones George Wa-shington, una veintena de buques de guerra y cazas de combate.
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