Domingo, 19 de junio de 2011 | Hoy
EL MUNDO › EL PRESIDENTE DE URUGUAY QUIERE GRAVAR LA RENTA PRESUNTA DE LOS LATIFUNDIOS Y EL VICE LA PRODUCTIVIDAD
Para evitar una ruptura en el Frente Amplio, Mujica aceptó consensuar una propuesta con el sector de Astori, pero el debate quedó abierto. Mientras el presidente busca reforzar su base, la oposición se ilusiona con un “Cobos” local.
Por Mercedes López San Miguel
José Mujica fue criado en el campo. Siete décadas más tarde, fue ministro de Ganadería y Agricultura en el primer gobierno del Frente Amplio (FA). Ahora, como presidente del segundo gobierno del centroizquierda uruguayo, plantea una propuesta de gravar grandes extensiones de tierra por encima de las 2000 hectáreas, en un momento en que el mandatario necesita sanar las heridas que dejó en parte de su base electoral su propia actuación al forzar la continuidad de la impunidad en Uruguay.
No bien Mujica presentó su proyecto, el vicepresidente y ex ministro de Economía, Danilo Astori, gruñó con su defensa de las “reglas de juego” y la “inversión”. Le siguieron reuniones varias entre ellos como la del jueves último, en la que, al parecer, lograron acercar posiciones. Hay quienes no tardaron en ver en Astori, cada vez más mimado por la oposición, al Cobos que salió a la luz en el debate sobre las retenciones en la Argentina. Anclados en la corrección política, oficialistas uruguayos negaron toda traición del vice e insistieron en que saldría un proyecto consensuado.
En la última semana Mujica dio varias vueltas para no tener que pelearse con Astori y su sector Asamblea Uruguay, inserto en el FA. Y eso que, según afirman expertos, la propia propuesta del Pepe resulta insuficiente para combatir realmente la concentración de la tierra. El proyecto establece un gravamen escalonado: a partir de las 2000 hectáreas el impuesto será de 4 dólares/h y llegaría a un máximo de 16 dólares para las extensiones de tierras mayores a las 10 mil hectáreas. Con ello se espera recaudar unos 60 millones de dólares para destinarlos a la reparación de caminos. De acuerdo con las cifras exhibidas, tan sólo se les estaría cobrando a 1100 productores de un total de 47.000.
Consultado por Página/12, el economista William Yohai, integrante de la Red de Economistas de Izquierda del Uruguay, afirmó que aún si se aplicara de acuerdo al proyecto oficial, a los fines de combatir la concentración de la tierra, el impuesto sería insignificante. “Sesenta millones de dólares es el 2 por ciento del PBI agropecuario. Por ejemplo, un propietario de 10 mil hectáreas de campo pagaría 16 dólares anuales por cada una de ellas, que hoy tienen un precio de 4000 dólares.”
Yohai agregó un dato ilustrativo. “La historia de los últimos años, concretamente desde 1997 hasta la fecha, demuestra que los dueños de predios de más de 200 hectáreas se enriquecen enormemente sólo por el aumento del precio de sus campos y la renta de la tierra; pagan casi nada de impuestos, pero no hacen crecer la producción sectorial. Desde 1997 hasta 2010, la misma creció a una tasa anual del 1,4 por ciento. En ese lapso, el conjunto de la economía creció el doble.”
Uno de los defensores del proyecto de Mujica, el senador por el Movimiento de Participación Popular (MPP) y ex ministro de Ganadería Ernesto Aga-zzi, admitió en diálogo con este diario que el objetivo de combatir la concentración de la tierra se queda a medio camino. “Puede ser que el impuesto sea insignificante, ¡pero mire la polvareda que se levantó por plantear este impuesto pequeño! Los sectores propietarios ligados al poder económico se quejaron. No hay condiciones políticas para imponer un gravamen mayor. Por ahora, aspiramos a desestimular la concentración de grandes cantidades de tierra, porque va en contra del proyecto de país que queremos. Y porque es parte del programa del Frente Amplio.”
Como es sabido, en la coalición gobernante se escucharon voces críticas al proyecto. En particular, la voz de Astori y su sector Asamblea Uruguay. Dijo el vicepresidente a radio El Espectador: “Nos parece que esta propuesta (de Mujica) no sólo no es capaz de frenar la concentración de la tierra, sino que tiene el riesgo de sugerir cambios en las reglas de juego que pueden acentuarse en el futuro (...). El impuesto no distingue las distintas situaciones que hay en el agro. Por ejemplo, un productor sojero de 1999 hectáreas, con altísimos niveles de productividad, no pagaría este impuesto; en cambio, un ganadero muy modesto, con 3000 o 4000 hectáreas, estará pagando el gravamen y le va a doler mucho”.
Astori plantea en esencia que el sector agropecuario pague en relación a la productividad y rentabilidad de la tierra, y no a su tamaño. Y propone una tasa de caminería rural que, al parecer, estaría incluida en el proyecto conversado en las últimas horas. Mujica aprobó la creación de la tasa de uso vial, la que se abonará en base al peso y kilometraje. “El que rompe paga”, indicaron las fuentes consultadas al señalar que las empresas que mayor tonelaje transportan por vía terrestre abonarán más tasa.
Carlos Varela, diputado de Asamblea Uruguay, explicó a este diario cuál es la alternativa que reclama su bloque. “Mujica plantea un gravamen sobre la extensión de la tierra. Astori propone un impuesto sobre la rentabilidad. Hay extensiones de tierra en el centro del país donde las hectáreas son extensas pero menos rentables, por algo obvio: si el suelo es menos fértil, se necesitan más extensiones de tierra. Hay lugares de altísima fertilidad como con el cultivo de la soja. Ambos coinciden en dos objetivos: desconcentrar la tierra y generar un fondo para subsidiar el mantenimiento de carretera. En lo que se diferencian es en el método.”
Para el economista Yohai, lo que divide a Mujica de Astori es un debate ideológico. “La discusión es entre los que proponen una filosofía de gravar la renta presunta o ‘producción mínima exigible’, y los que plantean, en el campo neoliberal, gravar `la renta real’ o sea, las ganancias empresariales. Creo que Mujica lanzó este tema para levantar el ánimo de la tropa. El MPP había quedado fuertemente golpeado por el fracaso en anular la Ley de Caducidad pero, además, por la ausencia de planteos de cambio económico. Astori responde con su habitual retórica neoliberal.”
No parece casual que el senador y ex candidato presidencial del Partido Colorado Pedro Bordaberry dijera al diario El Observador que apoyaba el punto de vista de Astori. Y más. Comparó el debate en el Frente Amplio con la discusión en la Argentina sobre las retenciones al campo. Aseguró que la idea de Mujica es “aplicar el modelo kirchnerista, que fracasó en Argentina”.
Ante la pregunta de si se trata de un debate ideológico, el astorista Varela lo negó. “La oposición hace este juego: dice que apoya a Astori, pero en realidad no lo van a apoyar. Busca fisuras. Algunos hablan del ‘efecto Cobos’. Pero de ninguna manera es una cuestión ideológica dentro del Frente Amplio.” Desde el MPP, Agazzi reconoció: “Hay un debate que no se empezó a dar, por ejemplo, cómo vemos los uruguayos la propiedad de la tierra”.
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