Domingo, 19 de junio de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › EL PREFECTO ROMERO FUE GOLPEADO Y CAYO AL AGUA TODAVIA VIVO
El cuerpo del suboficial presenta golpes en la frente y la nuca, que sufrió antes de morir. Sus pulmones tienen agua adentro, lo que indica que se ahogó. El peritaje indica que pudo ser un homicidio o un accidente.
Por Carlos Rodríguez
El cuerpo del suboficial de la Prefectura Naval Octavio Romero, de 33 años, presentaba “contusiones en la cabeza, tanto en la frente como en la nuca, que se produjeron cuando la víctima estaba con vida”, según estableció la autopsia realizada ayer en la Morgue Judicial de Lomas de Zamora, según pudo confirmar Página/12. Aunque las conclusiones todavía no son concluyentes, dado que se tienen que realizar estudios complementarios, todo parece indicar que se trató de un homicidio y no de un suicidio, posibilidad que –más allá de la opinión forense– fue rechazada de plano por los allegados a Romero. El examen del cuerpo reveló, además, que el gendarme fallecido tenía “pulmón congestivo”, lo que indica que había tragado agua “porque respiraba, porque estaba vivo cuando cayó al río”. Las autoridades son cautelosas, a pesar de todo: van a esperar para confirmar si fue homicidio, suicidio o accidente.
“Es prematuro asegurar si lo empujaron luego de golpearlo, si se cayó o si fue un suicidio”, dijo una fuente allegada a la causa, que mantiene el secreto de sumario. De ahora en más se harán estudios químicos y anatomopatológicos, mientras que la Prefectura Naval tendrá a su cargo la entrega de un informe sobre cómo fue la evolución de las mareas desde el día en que Romero desapareció, el sábado 11 de junio, hasta el viernes pasado. “Lo que se quiere establecer, si es posible, es si el cuerpo fue arrastrado por el río hasta el lugar en el que apareció”, en una playa de Vicente López, a cuatro metros de la rompiente del río, o si lo depositaron en el lugar.
A Romero lo encontraron, al mediodía del viernes, boca abajo y totalmente desnudo. Los tatuajes que tenía en la espalda permitieron que fuera reconocido en forma rápida por amigos y familiares, entre ellos su madre. La causa de la muerte está siendo investigada por el fiscal de Vicente López John Broyad, quien trabaja en contacto con el juez de instrucción Juan María Ramos Padilla y la fiscal Estela Andrades de Segura, ambos con jurisdicción en la Capital Federal, quienes habían recibido la denuncia sobre la desaparición. Más adelante se resolverá quién sigue con la investigación.
Octavio Romero vivía en pareja con Gabriel Gerbach, con quien tenía planeado casarse a fin de año. El sábado 11, Romero fue visto por su prometido, por última vez, a las 20.30. “Tavo (como lo llamaban sus amigos) estaba vestido para irse a una fiesta con amigos. Cuando mi hermano se fue a trabajar, él ya estaba vestido con un saco bordó y estaba cargando en una bolsa las bebidas que iba a llevar a la reunión”, comentó a este diario Joaquín Vizcaya, cuñado de Romero.
La denuncia sobre la desaparición se hizo porque nunca llegó a esa reunión. Cuando lo fueron a buscar al departamento donde vivía, encontraron la puerta cerrada con llave. “Lo raro es que las luces de la casa estaban prendidas, al igual que la televisión, la que había comprado ese mismo día.” En un sillón encontraron “el saco bordó que iba a llevar a la fiesta y que mi hermano le había visto puesto cuando se fue a trabajar. Nadie entiende por qué se cambió de ropa”.
Otro dato que desconcierta es el hecho de que “toda la bebida que iba a llevar y que mi hermano vio que ya estaba dentro de la bolsa que tenía Tavo en sus manos había sido guardada de nuevo en la heladera”. La bolsa, mientras tanto, “estaba acomodada al lado de la puerta”. Todo estaba en orden, sin signos de que hubieran ocurrido escenas de violencia en el lugar. Lo único anormal era que estaban las luces y la TV encendidas.
El teléfono celular de Octavio Romero estuvo apagado desde las 21.30 del día en que desapareció. Ahora tendrán que hacerse pericias para determinar las llamadas entrantes y salientes que puedan haberse producido. “El dato de las llamadas es clave”, recalcó Vizcaya. El cuñado estimó que, si lo mataron a golpes, tienen que haber sido dos personas o más. “Octavio era una persona de buen físico, muy fuerte, al que le gustaba trabajar en espectáculos de acrobacia con telas aéreas. Era un atleta, era muy fuerte. Se necesitaban al menos dos para doblegarlo.” No se sabe si esa noche tenía o no su arma reglamentaria.
Los allegados a Romero rechazan de plano la posibilidad de un suicidio. “Era una persona muy inteligente, muy alegre, que estaba pasando por un momento muy lindo en su vida. Con mi hermano tenían pensado casarse, estaban bien. No es posible que haya sido un suicidio”, insistió Vizcaya. Ninguno lo imagina “desnudándose y arrojándose al río”. Llama la atención, además de la presencia de las bebidas en la heladera y el saco en el sillón, la ausencia de una campera beige que Romero se habría puesto esa noche. “Lo que hay que saber es si lo llamaron y salió, y quién lo llamó, o si lo fueron a buscar a la casa”, apuntó el hermano del novio de Romero.
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