EL MUNDO › LAS FUERZAS DE EE.UU. Y GRAN BRETAÑA DETUVIERON SU AVANCE Y EL PENTAGONO ORDENO EL DESPLIEGUE DE 100.000 EFECTIVOS MAS
Poniendo toda la tropa en el asador de Saddam
Las fuerzas de vanguardia angloamericanas se estacionaron en sus posiciones. Las tropas siguen comprobando la dureza de la resistencia iraquí y crecen las críticas al Pentágono, cuyo jefe defendió ayer la estrategia basada en pocas tropas y bombardeos masivos. Pero el mismo Pentágono ya cambió su plan, ordenando la duplicación de las fuerzas en escena.
Las cosas no están saliendo demasiado bien para Estados Unidos y Gran Bretaña en la guerra contra Irak. La ausencia de bases en territorio turco, el mal tiempo, pero sobre todo la vulnerabilidad de las vías de abastecimiento y la dura resistencia mostrada en general por las tropas iraquíes obligaron a bajar el ritmo de la invasión. Se escuchan quejas desde el frente de batalla y todo apunta a que lo que se dibujó en el mapa no está ocurriendo en el territorio. Según altas fuentes citadas por el Washington Post, el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, ordenó un cambio radical de estrategia, coincidente con el pedido de varios de sus generales. Luego se confirmó extraoficialmente que Estados Unidos enviará 100.000 tropas más al Golfo Pérsico para transformar la supuesta conquista rápida de Bagdad con tropas livianas y bombardeos pesados en una invasión lenta clásica con una fuerza militar masiva. Anteayer, el mismo Rumsfeld había dicho que la guerra podía durar “semanas, y hasta meses”, cuando en los papeles el cálculo más pesimista hablaba de tres semanas.
“Un tanque M-1 Abrams consume de diez a 25 litros de gas oil cada kilómetro y medio. Un soldado en buen estado de salud, para caminar en el desierto, necesita beber un litro y medio de agua por día. ¿Y cómo diablos pensaban transportar todo esto en una ruta de 300 kilómetros? ¿En el expreso de Oriente? Somos 280.000 soldados, con mil tanques y vehículos blindados: haga la cuenta.” El enojo de un comandante británico en el Comando Central de As Saliya (Qatar), confiado a un corresponsal italiano, resumía uno de los grandes problemas de la invasión: las líneas de abastecimiento, demasiado débiles y vulnerables a ataques iraquíes.
Fuentes del ejército norteamericano señalaron que la Tercera División de Infantería y la División 101 Aerotransportada, las dos principales fuerzas de vanguardia dentro de Irak, tuvieron que detener su avance en forma indefinida para permitir que lleguen suministros para diez días de combates de agua, comida, combustible y municiones. Los combates de los últimos días agotaron las reservas de la Tercera División de agua, combustible y municiones y ayer los helicópteros de transporte CH-47 Chinook salieron de Kuwait para solucionar la situación.
El estancamiento de las tropas convierte ahora a posiciones ofensivas de avanzada en trincheras que deben defenderse de un eventual ataque iraquí. Así lo admitió el teniente coronel Stephen Twitty, comandante del Tercer Batallón. “Muchos vehículos enemigos están poniendo a prueba nuestras líneas de defensa”, le dijo a sus tropas, que se hallan entre Najaf y Kerbala. Twitty ordenó a sus soldados que caven trincheras y se desplacen con al menos dos vehículos a la vez por la línea de defensa.
La otra gran queja que se escucha desde el frente alude a un enemigo inesperadamente feroz en la defensa del territorio. “La verdad es que el enemigo contra el que combatimos es distinto al que pensábamos”, admitió el comandante de las líneas de avanzada (la Tercera División y la 101), teniente coronel William Wallace. “Se supone que el combate en Nasiriya iba a durar seis horas, y ya vamos por el quinto día, las 24 horas”, se lamentó el sargento de artillería Tracy Hale, del cuerpo de marines.
Las protestas ascienden de los soldados a los comandantes sobre el terreno y de allí al Comando Central de Qatar, donde algunos británicos por lo bajo critican la dirección norteamericana de la guerra. “Nosotros sabemos hace 250 años cómo se hace una guerra rápida; la doctrina Rumsfeld lleva cuatro años. Acción rápida y pocas tropas. Bien, pero aquí somos demasiados pocos, demasiado al frente, y ahora vemos los resultados. Y lo pagamos nosotros, no los grandes estrategas”, remarcó ayer un oficial británico a un periodista italiano. “Fueron los norteamericanos”, dijo otro, “los que animaron a los chiítas en Basora a rebelarse, y después los dejaron solos. ¿Cómo quieren que se rebelen ahora?”.
En Estados Unidos, las diferencias de opinión entre Rumsfeld y su propio generalato), son conocidas y fueron ventiladas incluso en los tiempos de la planificación de esta guerra. Citando altas fuentes del Pentágono, el Washington Post afirmó ayer que los generales están rectificando a todo vapor la estrategia en el sentido de aquellas recriminaciones a Rumsfeld. Fue sintomático que ayer el titular del Pentágono y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Richard Myers (otro que se oponía al principio de tropas exiguas) no ofrecieran el informe de prensa diario y las opiniones de Rumsfeld se conocieran sólo a través de su presencia en el Senado para explicar la marcha de la guerra. “Tenemos que aislar a Bagdad”, explicó Rumsfeld, señalando que era necesario introducir fuerzas entre la capital y los anillos de defensa de la Guardia Republicana. Ante los periodistas, el jefe del Pentágono desmintió que la estrategia deba ser revisada. “Están entrando de 1000 a 3000 soldados por día en Irak. El flujo de fuerzas fue bien planificado. El único cambio en el plan ha sido que la Cuarta División de Infantería no entró a través de Turquía.”
Pero fuentes del Pentágono afirmaron ayer que serán desplegadas 100.000 tropas más en el Golfo Pérsico. Entre las unidades que recibieron órdenes de despliegue en la región se encuentran la Primera División Blindada, con base en Alemania, la Primera División de Caballería (Texas) y el Segundo y Tercer Regimiento de Caballería, con base en Estados Unidos. Además, los 20.000 efectivos de la Cuarta División de Infantería ya están viajando en barco desde el Mediterráneo hacia el frente de una guerra que no es el paseo que esperaban norteamericanos y británicos.