Soldados de Yemen y una unidad del ejército que se sumó a la revuelta popular contra el gobierno libraron ayer intensos combates en la capital que dejaron al menos dos muertos, pese a la decisión del presidente Alí Abdullah Saleh de renunciar. El segundo día consecutivo de violencia en Saná evidenció las dificultades que enfrentan los distintos sectores del país para lograr su reconciliación luego de nueve meses de una revuelta que dejó cientos de muertos. Miles de yemeníes tomaron ayer las calles de la capital para protestar contra el acuerdo de traspaso de poder que garantiza al presidente saliente inmunidad judicial. Los manifestantes se reunieron en la Plaza del Cambio, epicentro de las manifestaciones, demandando que él y los funcionarios de su régimen sean procesados por crímenes contra la humanidad. Además, hubo una manifestación similar en la ciudad de Taiz, en el sur del país. No hubo información sobre víctimas. El jueves, partidarios de Saleh mataron en Saná a cinco personas que protestaban contra la cláusula del acuerdo que otorga inmunidad al mandatario dimitente y a su familia respecto de su responsabilidad en la represión de las protestas, que comenzaron inspiradas por rebeliones en otros países árabes. Los enfrentamientos de ayer duraron dos horas y fueron protagonizados por fuerzas del Comando de Seguridad Central, que dirige el sobrino de Saleh, contra la Primera División blindada, conducida por un general que se pasó en marzo a la oposición. Fuentes del Comando dijeron que en los choques murieron dos combatientes, uno por cada bando. Saleh, que se encuentra en la capital de Arabia Saudita, condenó el ataque del jueves que mató a cinco personas. El pacto, también firmado por partidos de la oposición, estipula el traspaso de poder en 30 días de Saleh a su vicepresidente, Abed Rabbo Mansur Hadi, y la celebración de elecciones presidenciales en 90 días. Los manifestantes dijeron que el acuerdo deja muchas posiciones clave a familiares y amigos de Saleh.