El electo jefe de Estado español, Mariano Rajoy, dará un discurso austero y realista, exponiendo algunos de sus planes para salir de la crisis. Será en línea con lo que dijo la semana pasada: “El nuevo gobierno adoptará medidas gratas y no gratas”. El cronograma prevé que el líder del Partido Popular (PP) sea investido mañana presidente del Ejecutivo al obtener el voto de confianza en el Parlamento.

Rajoy sabe, según fuentes de su entorno, que el debate de toma de posesión no sólo implicará un mensaje para su país, también será escuchado con atención fuera de España. Sobre todo en Alemania, porque de la canciller Angela Merkel depende en buena parte que el Banco Central Europeo suelte la ayuda para que la deuda española se recupere en los mercados. El político conservador se convertirá mañana en el sexto jefe del gobierno de la etapa democrática española, después de que la formación del PP ganara las elecciones generales por una holgada mayoría absoluta el pasado 20 de noviembre.

Según todos los indicios, el eje de la intervención del presidente del PP tendrá un componente netamente económico: lograr la estabilidad presupuestaria y cumplir con los objetivos de déficit y afrontar reformas que considera imprescindibles, entre ellas las del mercado laboral y el sistema financiero.

Se espera que el candidato exponga su programa de gobierno y pida la confianza de la cámara. El discurso estará centrado en una promesa que viene repitiendo el líder del PP: España cumplirá el objetivo del 4,4 por ciento del déficit fijado para 2012 –lo que implicará recortes de entre 15.000 y 30.000 millones de euros, ya que la derecha no va a subir los impuestos– y del 3 por ciento en 2013.

Rajoy dirá que confía en los españoles, en sus jóvenes preparados, en sus trabajadores, en sus empresas y en su capacidad para recuperarse. Pero sobre todo tiene preparada una idea que quiere machacar en la sociedad: la de que los recortes son necesarios, porque hay que cumplir los compromisos del déficit para lograr que los mercados presten a España.

La parte central de su alocución versará en los cambios que quiere hacer. Será bastante concreto, según señalan, en la reforma laboral, aunque aún ha dejado un margen de tres semanas a sindicatos y patronal para que busquen un acuerdo. Y seguramente volverá a decir que las pensiones no se tocan a la hora del ajuste.

España tiene en la actualidad casi cinco millones de desempleados, por tanto, rebajar esta cifra será uno de los principales objetivos de los populares. Rajoy ya ha adelantado que ante la difícil situación económica tendrá que adoptar medidas “no gratas” para los españoles aunque está convencido de que las entenderán.

La duda es hasta dónde desarrollará hoy esas medidas, ya que fuentes del PP explicaron que para algunas de ellas será necesario saber con exactitud el estado de las cuentas una vez que se asuma el poder.

Lo que sí está previsto es que Rajoy explique la estructura del nuevo Ejecutivo, aunque habrá que esperar hasta el miércoles para conocer los nombres de los ministros. De momento, el futuro presidente del gobierno mantiene su hermetismo y en el partido sólo se da por seguro el peso que tendrá en el gabinete la hasta ahora portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, de 40 años.

La réplica a Rajoy por parte de la oposición del Partido Socialista (PSOE) –que ha gobernado el país durante los últimos ocho años– la dará Alfredo Pérez Rubalcaba, perdedor de las elecciones y líder provisional hasta que el Congreso Federal de su formación dilucide quién será el sucesor de José Luis Rodríguez Zapatero.

Después de la dura derrota en las urnas, al conseguir 110 diputados frente a los 186 del PP, parte de sus aspiraciones aún no hechas públicas de convertirse en el secretario general del PSOE pasan por su actuación en el debate de hoy.

Rubalcaba, según fuentes socialistas, exigirá a su ex contendiente que concrete sus propuestas y le ofrecerá la lealtad del PSOE en la lucha contra la crisis, aunque marcará como “líneas rojas” el mantenimiento del Estado del bienestar y de servicios básicos como la educación y la sanidad públicas.

En esta décima legislatura, una de las principales novedades es que la coalición Amaiur estará presente en el Congreso, después de quince años de ausencia de la izquierda independentista vasca en el Parlamento español. Antes de la sesión de investidura, la Mesa del Congreso tiene que decidir sobre el recurso presentado por esta fuerza política para reclamar grupo parlamentario propio, aunque fuentes de la cámara dan por hecho que se ratificará la decisión de privarlo del mismo.