Domingo, 15 de abril de 2012 | Hoy
EL MUNDO › NO QUEDA CLARO SI FUE POR UN OPERATIVO MILITAR O POR EL PAGO DE UN RESCATE
Inicialmente los secuestradores pedían 10 millones de dólares para liberar a los 36 obreros que trabajan para el Consorcio Camisea, pero el diálogo publicado en un diario peruano revela que se mostraron dispuestos a aceptar la mitad.
Por Carlos Noriega
Desde Lima
Luego de cinco días de haber sido secuestrados por una columna guerrillera del grupo maoísta Sendero Luminoso, fueron liberados, en la madrugada del sábado, 36 trabajadores de la empresa sueca Skanska y de la peruana Construcciones Modulares, contratistas del Consorcio Camisea, que explota en la región del Cusco, al sureste de Lima, la mayor reserva de gas del país. Este consorcio gasífero está integrado por varias transnacionales, entre ellas las empresas argentinas Pluspetrol y Techint. Hay versiones cruzadas sobre las circunstancias de la liberación de los rehenes. La versión oficial dada por el gobierno, que envío 1500 militares y policías a la zona del secuestro, señala que hubo un operativo combinado del ejército y la policía, bautizado como “Operación Libertad”, que cercó a los secuestradores y éstos en su huida se vieron obligados a dejar libres a los rehenes. Sin embargo, esta versión oficial ha sido puesta en duda.
Se especula que el Consorcio Camisea habría pagado un rescate por la liberación de sus trabajadores, algo que el gobierno ha negado enfáticamente. La empresa no se ha referido al tema. Lo que sí se ha confirmado –a través del audio de una conversación entre un representante de la empresa y uno de los jefes guerrilleros publicado por el diario La República– es que existieron negociaciones entre la empresa y los guerrilleros. Inicialmente los secuestradores pedían 10 millones de dólares para liberar a los 36 obreros que trabajan para el Consorcio Camisea, pero el diálogo publicado revela que se mostraron dispuestos a aceptar la mitad.
El presidente Ollanta Humala, que recibió la noticia de la liberación de los rehenes en Cartagena, Colombia, donde asistía a la inauguración de la Cumbre Presidencial de las Américas, aseguró que los rehenes fueron liberados luego de lo que calificó como “una operación impecable” y negó que se haya pagado un rescate por su liberación. “Soltaron a los rehenes al verse cercados”, señaló Humala. A través de Twitter, el presidente peruano escribió desde Cartagena: “No hemos cedido al chantaje que querían imponernos estos criminales”.
Humala señaló que las operaciones militares continuarán para capturar a los senderistas que secuestraron a los 36 obreros. Hasta el momento del envío de esta nota no se ha informado de ningún detenido. Las autoridades señalaron que durante los enfrentamientos producidos el día de ayer entre las fuerzas de seguridad y los guerrilleros hubo bajas, pero no precisaron la cantidad. Fuentes extraoficiales indican que habrían muerto tres policías y dos senderistas. El jueves murió una capitana de la policía cuando el helicóptero en el que iba en una operación de patrullaje para buscar a la columna de secuestradores fue baleado desde tierra.
Las primeras declaraciones de los rehenes liberados contradicen la versión oficial de los hechos. Los rehenes que hablaron brevemente con la prensa aseguraron que no hubo ningún operativo militar ni ataque a la columna guerrillera que los tenía secuestrados y que fueron liberados pacíficamente por sus secuestradores en la madrugada del sábado y tuvieron que caminar siete horas por la selva hasta llegar a un pequeño poblado, donde recién fueron atendidos.
“Fuimos liberados voluntariamente. Nos dejaron libres a eso de las cuatro de la madrugada y tuvimos que caminar como siete horas. Digan la verdad, no es cierto que fuimos liberados por los militares. Nos han tratado bien”, le dijo uno de los secuestrados a la prensa.
El secuestro se había producido en la madrugada del pasado lunes en el pequeño poblado de Kepashiato, en Cusco. Los trabajadores fueron sacados de sus habitaciones por la columna guerrillera que irrumpió en el poblado y en el campamento del Consorcio Camisea y llevados con dirección a la selva. Hay distintas versiones sobre el número de los secuestradores, unas señalan que habrían sido sesenta y otras hablan de cien. Los secuestradores estaban dirigidos por Martín Quispe Palomino, “camarada Gabriel”, hermano de Víctor Quispe Palomino, “camarada José”, jefe del grupo de Sendero Luminoso que opera en la zona del Vrae (Valle de los ríos Apurímac y Ene), colindante con el área de operaciones de Camisea, y que es la última columna senderista activa. El Vrae es una zona cocalera con fuerte presencia del narcotráfico y la columna senderista que opera en el lugar ha sido acusada de proteger a las bandas de narcotraficantes. El gobierno califica a los senderistas como “narcoterroristas”.
Este secuestro es la acción más importante que desarrolla Sendero desde junio de 2003, cuando la misma columna al mando de los hermanos Quispe Palomino secuestró a 71 trabajadores de la empresa argentina Techint, que forma parte del Consorcio Camisea. En esa ocasión todos los rehenes fueron liberados después de 36 horas y también se especuló con el pago de un rescate, algo que el gobierno y la empresa han negado, aunque esta última aceptó haberles entregado a los senderistas medicinas y un teléfono satelital.
El secuestro de los 36 obreros de Camisea ha sido explotado por los sectores más conservadores y autoritarios para presionar por una política de “mano dura” contra los remanentes de Sendero Luminoso.
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