Desde Londres

El ministro de Cultura británico, Jeremy Hunt, salvó su cabeza pero no la de su gobierno. En su testimonio ante la Comisión Leveson reconoció que había felicitado a James Murdoch cuando la Comisión Europea dio el visto bueno a la oferta de News Corporation por el resto del paquete accionario de la cadena satelital BskyB. La fecha es clave: ese 21 de diciembre de 2010 nombraban a Hunt veedor de la polémica oferta en reemplazo de Vince Cable, considerado anti-Murdoch. “Ahora solo falta Ofcom”, completó Hunt en su mensaje de texto en referencia al regulador de los medios británicos. “Simpatizaba con la oferta, pero eso no afectó para nada mi desempeño como veedor, que fue rigurosamente imparcial”, le explicó Hunt a la Comisión.

El atribulado primer ministro conservador David Cameron declaró que no iniciaría una investigación para ver si se había violado el código que rige la conducta de los ministros porque, a su juicio, Hunt había actuado correctamente. Como era de esperar, la oposición laborista volvió a exigir la renuncia del ministro a quien acusa de engañar al Parlamento. Más grave para el gobierno es que la defensa de Hunt no parece convencer a nadie más que a Cameron. “Es absurdo pretender que podía ser imparcial”, escribió en su cuenta de Twitter Jenni Russell, comentarista del centroderechista vespertino Evening Standard.

Unas horas después de enviarle el mensaje de texto, Hunt habló por celular con James Murdoch y poco después intercambió más mensajes con el ministro de finanzas George Osborne y el entonces jefe de prensa de Cameron, Andy Coulson, todo sobre el mismo tema. “¿Podemos hablar sobre la oferta de Murdoch? Me temo que estamos embarrándola”, le escribió a Osborne. El ministro de Finanzas le contestó poco después: “Espero que te guste la solución”. La “solución” era el nombramiento del mismo Hunt como veedor en reemplazo del liberal-demócrata Vince Cable, quien había sido grabado por periodistas diciendo que estaba “en guerra con los Murdoch”.

En su testimonio ante la Comisión, Hunt reconoció que consideró presentar su renuncia por el tema. La realidad es que no lo hizo. El que perdió su puesto fue su asesor especial, Adam Smith, quien dimitió cuando la Comisión reveló cientos de mails y mensajes de texto que había intercambiado con el lobbista de los Murdoch, Frederic Michel. La número dos del laborismo, Harriet Harman, señaló que Hunt era responsable por la conducta de su asesor. “El código ministerial estipula que un ministro se debe hacer responsable por lo que hacen sus asesores especiales. Es deplorable que el gobierno mantenga a Hunt en el gabinete. David Cameron nunca lo tendría que haber nombrado como veedor”, señaló Harman.

El criterio del primer ministro está cada vez más cuestionado. Este miércoles su ex jefe de prensa Andy Coulson fue imputado por perjurio. Otros dos imputados en el escándalo de las escuchas telefónicas son su íntimo amigo y vecino Charlie Brooks y su esposa Rebbekah, ex directora ejecutiva de News International, a quien el primer ministro saludaba en sus mensajes de texto con un “LOL” porque creía que quería decir lots of love (en realidad quiere decir laugh out loud: reíte con todo). Con la economía en recesión y un presupuesto presentado en marzo y calificado de “medidas para los ricos”, sus acciones vienen cayendo en picada. A principios de año tenía un considerable nivel de apoyo, a pesar de los problemas económicos. A mediados de este mes, una encuesta mostraba que un 60 por ciento de los británicos tiene una imagen negativa de su figura.