Domingo, 22 de julio de 2012 | Hoy
EL MUNDO › TRAS EL VIERNES NEGRO Y LA MARCHA CONTRA EL AJUSTE, LOS MADRILEñOS NO ESCONDEN SU BRONCA CONTRA EL GOBIERNO
Valencia pidió ayuda para poder hacer frente a sus vencimientos y se dice que los próximos serán Cataluña, Castilla-La Mancha, Murcia, Baleares, Canarias y Andalucía. Hasta los votantes de Rajoy critican al gobierno español.
Por Elena Llorente
Desde Madrid
“España entra en coma”, “Viernes negro para España” escribieron los diarios de la península el sábado después de dos días terribles para la economía y la gente que vio desgranarse una vez más sus esperanzas y desoído sus pedidos después de que el jueves, más de 100.000 personas en todo el país llenaron las plazas para protestar contra los ajustes del gobierno de Mariano Rajoy. El viernes, otro hecho sin precedentes dejó casi sin aliento al Estado español: por primera vez desde la introducción del euro, el riesgo país superó los 600 puntos, lo que significa en pocas palabras que el Estado deberá pagar mucho más caros los intereses de los títulos que ha colocado en el mercado. Algunos medios de prensa aseguran que el Estado deberá destinar el próximo año casi un tercio de su presupuesto para pagar la deuda.
Otros dicen que un factor, principalmente, disparó el riesgo país a las nubes: el hecho de que la Comunidad Valenciana pidiera ser ayudada por el Fondo de Liquidez Autonómico creado por el gobierno, para poder hacer frente a sus vencimientos. Y no sólo eso. Se dice que pronto pedirán ayuda también Cataluña, Castilla-La Mancha, Murcia, Baleares, Canarias y Andalucía. Es más, hay quien compara a la Comunidad Valenciana con Grecia, “dos sociedades endeudadas, despilfarradoras, con una economía ligada a la especulación del ladrillo y donde ser corruptos, lejos de ser un estigma social era la aspiración de no pocos”, escribió el comentarista Josep Torrent en el diario El País.
Del gobierno y de los políticos, todos –quien más quien menos–, hablan mal, incluso los que votaron al Partido Popular de Rajoy. “El gobierno no está haciendo lo que debería hacer”, comenta un industrial que lo votó. Pero por ahora no hay demasiadas perspectivas de cambio.
Por el otro lado, el país real, el país de los desocupados, de los jóvenes sin futuro, de los jubilados a la fuerza, de los comerciantes en dificultades, de los profesionales venidos a menos, de los inmigrantes sin esperanzas, de los españoles que emigran, simplemente aguanta y le da para adelante, restringiendo todos los gastos, ajustándose el cinturón lo más posible.
“La gente está muy cabreada. En las manifestaciones del jueves había hasta policías y bomberos desfilando –cuenta a Página/12 Federico García Monfort, español, 24 años, que trabaja en tareas de escenario en el teatro de la Orquesta de Televisión Española de Madrid–. Como que no intenten solucionar o cambiar las cosas, va a pasar algo muy grave. Incluso hay gente que habla de que la solución es una guerra civil. Cada vez sale más gente a la calle, incluso gente de derecha. Tengo muchos amigos parados. Están armando caminatas todas las semanas, las llaman caminatas de parados. Otros directamente están emigrando a otros países, a Alemania, a Brasil, a Argentina, como mi hermano. Yo tengo 24 años pero mis amigos tienen 28, 29 y llevan tres años sin trabajo.”
Miriam Villca, originaria de Oruro, en Bolivia, vive en Madrid desde hace seis años. Es técnica de laboratorio de análisis, pero en cambio en España trabajó siempre como empleada doméstica. Es soltera, pero tiene una hija de 17 años que vive en su país y a quien ella envía dinero mensualmente. “Muchos bolivianos se están regresando. Los inmigrantes ahora estamos peor que los españoles, porque los trabajos que antes teníamos como domésticos o como albañiles, en los supermercados, haciendo limpieza, ahora están siendo ocupados por los españoles. Claro, los que consiguieron la nacionalidad española tratan de emigrar a otros países europeos. Yo por suerte la estoy llevando mejor que otras personas. Ecuatorianos, peruanos, se están volviendo. Algunos están mandando de vuelta a la familia y se queda sólo uno en España para tratar de conseguir trabajo. Encima, nunca falta alguno que nos echa la culpa a nosotros, a los inmigrantes, de todas las desgracias...”.
Roberto Martín tiene un café que atiende con su esposa en el barrio Fuencarral. Se mueve como un hombre con ocho manos, haciendo cafés, preparando tostadas, abriendo botellas de cerveza que a esa hora de la mañana ya consumen los que están sentados en la barra. Sus clientes son albañiles, mecánicos, jubilados, trabajadores en general. “Las ventas han bajado un 30 por ciento. La gente sigue viniendo, pero ahora pide un café y basta. Antes eran seis botellines de cerveza y ahora son dos. Lo peor es que hay que pagar alquileres muy caros y nos suben el IVA. Vivimos una situación en la que estamos perdiendo por todos los sitios. El gobierno está aumentando demasiado todas las cosas. Los libros escolares, por ejemplo, antes pagaban el 4 por ciento de IVA, ahora van a pagar el 21 por ciento. A nosotros nos aumentan el IVA de la cerveza, pero nosotros no podemos aumentar el precio porque de lo contrario no viene nadie a nuestro bar. Ganancias, hoy por hoy, no hay ninguna, sólo nos mantenemos. El gobierno no debería hacer todos los recortes que hace.”
Rajoy y el jefe del gobierno italiano Mario Monti, mientras tanto, ante el peligro del contagio hacia Italia del que se habla insistentemente, han decidido reunirse el 2 de agosto en España para discutir nuevas iniciativas y reclamar una nueva intervención de la Unión Europea que calme a los mercados.
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