Domingo, 2 de diciembre de 2012 | Hoy
EL MUNDO › FUERTE RECHAZO DE EE.UU. Y EUROPA A LA INICIATIVA DE ISRAEL
La nueva edificación anunciada por Israel fue fuertemente denunciada por los palestinos, dado que Cisjordania quedaría sin continuidad territorial entre sus partes norte y sur, lo que dificultaría la viabilidad de un futuro estado palestino.
El plan israelí para construir tres mil nuevas viviendas en Jerusalén Este y Cisjordania fue rechazado por Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Jordania. Los cancilleres de esos países pidieron que el estado hebreo reconsidere su decisión porque puede perjudicar el diálogo de paz.
Israel anunció el viernes la edificación de nuevas viviendas un día después de la histórica votación de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que aceptó la propuesta del líder palestino Mahmud Abas de reconocer a Palestina como Estado observador no miembro de Naciones Unidas. Israel espera con este proyecto crear una continuidad territorial entre Maalé Adoumim –que cuenta con 35 mil habitantes– y los barrios de colonización de Jerusalén Este, ocupada y anexada desde 1967. Esta medida fue fuertemente denunciada por los palestinos dado que Cisjordania quedaría sin continuidad territorial entre sus partes norte y sur, lo que dificultaría la viabilidad de un futuro estado palestino. Antes del inicio de la gestión palestina ante la ONU, Israel había esgrimido la amenaza de represalias contra los palestinos. Pero no es la primera vez que algo así sucede. En noviembre de 2011, luego del acceso de Palestina al estatuto de miembro integral de la Unesco, Israel también había acelerado la construcción en las colonias de Cisjordania ocupada.
Para el representante palestino en la ONU, Riyad Mansour, la decisión de Israel es una provocación directa. “Nuestra mano está tendida en pos de la paz, pero tenemos que tener en reciprocidad el mismo espíritu del otro lado”, expresó. El diplomático advirtió que más provocaciones podrían poner a prueba la determinación palestina.
Una de las primeras en referirse a esta situación fue la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, que criticó el viernes la decisión de Israel, alegando que retrasa las posibilidades de alcanzar la paz con los palestinos. “Déjenme reiterar que este gobierno, como gobiernos anteriores, ha sido muy claro con Israel sobre el hecho de que estas actividades (la construcción de asentamientos) retrasan las negociaciones de paz”, declaró Clinton. En una conferencia en Washington ante algunos ministros israelíes, y un día después de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aceptara a Palestina como Estado observador no miembro, Clinton señaló que la mejor solución para el “punto muerto” de Gaza es una paz global entre Israel y todos los palestinos, liderados por su legítimo representante, la Autoridad palestina. Entre los oyentes de la charla organizada por el Centro Saban para Política de Medio Oriente estaban el titular de Relaciones Exteriores israelí Avigdor Lieberman y el ministro de Defensa Ehud Barak. “Todos necesitamos trabajar juntos para encontrar el próximo camino en las negociaciones que pueden desembocar en el objetivo de dos estados. Ese es nuestro objetivo”, explicó durante la conferencia. Y anticipó que cuando las partes estén listas para iniciar negociaciones directas para solucionar el conflicto, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, será un socio integral para ellos.
Por su parte, el ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, expresó ayer su preocupación por el plan israelí. En un comunicado divulgado por el Foreign Office, Hague señaló que estos asentamientos son ilegales en virtud del derecho internacional y pueden perjudicar un diálogo de paz con los palestinos para resolver el conflicto en Oriente Medio. “El Reino Unido recomienda encarecidamente al gabinete israelí que revierta la decisión”, afirmó el ministro. En opinión de Hague, si estos asentamientos llegaran a construirse, podrían alterar la situación sobre el terreno y hacer difícil la solución del conflicto a través de la creación de dos estados, Israel y Palestina, con Jerusalén como capital compartida. Al mismo tiempo, Hague subrayó que esta situación podría perjudicar la reputación internacional de Israel y crearía dudas sobre su compromiso de alcanzar la paz con los palestinos. “Necesitamos urgentes esfuerzos de las partes y de la comunidad internacional para conseguir un retorno a las conversaciones y no medidas que lo hagan más difícil”, puntualizó el jefe de la diplomacia británica.
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, también llamó ayer a las autoridades de Israel a abstenerse de llevar adelante su proyecto. “Llamo a las autoridades israelíes a abstenerse de toda decisión en este sentido, y a que manifiesten claramente su voluntad de reanudar las negociaciones de paz con los palestinos”, expresó el canciller francés. Y señaló que, de confirmarse, la decisión de expandir los asentamientos sería grave. “Constituiría un obstáculo serio a la solución de dos estados, y, por lo tanto, atenta contra la continuidad territorial de un futuro Estado palestino. Socavaría la confianza necesaria para el reinicio del diálogo con los palestinos”, reflejó.
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