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Se parece a la tortura china. El goteo militar que amenaza a Hugo Chávez tuvo un nuevo episodio. Ayer, el general de la fuerza aérea Román Gómez Ruiz se convirtió en el cuarto uniformado rebelde en actividad en pedir la renuncia presidencial. El pronunciamiento, además, sirvió para tensionar aún más el clima que se vive hoy ante el despliegue de marchas antagónicas entre chavistas y antichavistas en conmemoración del Caracazo. La oposición, entretanto, planea presentar en quince días una Coordinadora Democrática, con el objetivo de que el arco de partidos políticos adversos al gobierno convoque a sectores civiles y gremiales a estructurar un polo opositor unitario. Chávez, en una entrevista concedida al diario español El Mundo, rechazó toda posibilidad de un golpe de Estado.
“Señor presidente Chávez: le pido por el bien del país y por amor a las Fuerzas Armadas que entregue el poder pacíficamente y asuma las consecuencias de su fracaso. No le haga más daño al país”, proclamó el general Gómez la noche del lunes en el hotel Intercontinental de Altamira, una instalación cinco estrellas del residencial este de Caracas. Gómez Ruiz continúa así la secuencia iniciada el 7 de febrero por el coronel Pedro Soto, a quien luego se le sumaron el capitán de la Guardia Nacional Pedro Flores y el contraalmirante Carlos Molina Tamayo. Los cuatro oficiales comparten una característica: ninguno tiene mando militar. El coronel Soto estaba asignado a labores administrativas, aunque sin cargo fijo desde el año 2000; el capitán Flores trabajaba en una imprenta de la Guardia Nacional; el contraalmirante Molina esperaba ser designado embajador en Grecia; y el general Gómez Ruiz se desempeñaba como director general de Transporte Aéreo. Gómez Ruiz –el segundo en nivel de graduación de los rebeldes– no se privó de arengar a la totalidad de las fuerzas armadas: “Mi mensaje para toda Venezuela y para las fuerzas armadas es que volvamos a nuestra esencia, a nuestros cuarteles, a nuestras bases navales, a nuestros destacamentos y nos ocupemos del trabajo para el cual hemos sido entrenados y capacitados”, en un claro rechazo a la “politización” de las fuerzas armadas que, según este grupo de militares, se instrumenta desde el gobierno. El viernes pasado, el Alto Mando militar se había reunido para dar público respaldo al Presidente. En ese entonces, el general en jefe de la fuerza armada Lucas Rincón señaló que los pronunciamientos de rebeldía eran “personales” y que no tenían nada que ver con la posición mayoritaria de los militares. Gómez Ruiz salió a desmentir dicho consenso. Chávez, sin embargo, confía en la lealtad que le confesó la cúpula castrense. Cuando el cronista de El Mundo le preguntó por el “goteo militar”, el mandatario respondió: “Cuando cae una gota, al rato se seca. El goteo no es problema. Lo que me quitaría el sueño sería un chorro, y creo que basta escuchar lo que han hecho y dicho las fuerzas armadas, incluido el general Rincón y el Alto Mando, para prever que las cosas no van en ese sentido”. Chávez también fue consultado sobre su posible intervención ante el secuestro de la candidata a presidenta Ingrid Betancourt el sábado pasado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC): “Hablé el domingo con el presidente Pastrana y acabo de hacerlo con Fidel Castro, para discutir la situación”, informó. Luego, el embajador venezolano en Colombia, Roy Chaderton, ofreció el “compromiso” de Venezuela para lograr la liberación de la candidata.
Por su parte, el ministro de Defensa, José Vicente Rangel, se refirió a la acción de Gómez y aclaró que no crea incertidumbre dentro de la FAN por las características de dicho general, quien tiene abierto un expediente por presuntas irregularidades en una escuela militar en Maracay. Mientras tanto, la oposición no pierde el tiempo. Ayer se conoció que el domingo se reunieron los referentes de Proyecto Venezuela, Acción Democrática, Movimiento al Socialismo (MAS), Primero Justicia y Unión para articular una Coordinadora Democrática desde la cual lanzar “un planteamiento que favorezca una transición democrática” o, en palabras del secretariogeneral del MAS, Leopoldo Puchi, “abrir las puertas para que la salida del presidente sea dentro de la Constitución”.