EL MUNDO
Ni influencia ni estratégica
Mentir a la prensa nunca fue una buena idea, sobre todo si la prensa sabe que le están contando mentiras. Por eso, el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, anunció ayer que cerrará, antes de que haya llegado a funcionar del todo, una oficina establecida para la manipulación de la información y la “influencia estratégica” en la opinión pública. La “Oficina de Influencia Estratégica” (OIE) se estableció de forma casi secreta dos meses después de los ataques terroristas en Nueva York, Washington y Pennsylvania en septiembre pasado y, según Rumsfeld, su tarea era contrarrestar la información falsa de los enemigos de EE.UU. Tras las duras críticas recibidas después de que la pasada semana la prensa de EE.UU. divulgara su creación y objetivos, “la oficina ha sufrido tal daño que no podría operar eficazmente y por eso será cerrada”, anunció ayer Rumsfeld. Cuando dio a conocer la existencia de la OIE, la prensa estadounidense sostuvo que entre las tareas de esa oficina se encontraba la “implantación” de noticias falsas, aun en países aliados y amigos de EE.UU. en Oriente Medio y Europa occidental. Las tareas de la OIE habían generado una gran controversia incluso dentro del Pentágono, y la difusión de su existencia, en pleno viaje de Bush por Asia, causó un gran enfado en la Casa Blanca.