Miércoles, 29 de octubre de 2014 | Hoy
EL MUNDO › EL ENCUENTRO MUNDIAL DE LOS MOVIMIENTOS POPULARES QUE SE ORGANIZó EN EL VATICANO
Morales, que participó del encuentro como ex dirigente cocalero, dijo que hay que ver “cómo acabar con el capitalismo”, pero también cómo “refundar la democracia” y recuperar “la soberanía sobre los recursos naturales”.
Por Elena Llorente
Desde Roma
El papa Francisco y el presidente de Bolivia, Evo Morales, coincidieron ayer en criticar, sin muchos tapujos, las injusticias del sistema económico vigente –“aunque algunos puedan criticarme de comunista”, advirtió el Papa–, al participar del Encuentro Mundial de los Movimientos Populares realizado en el Vaticano y promovido por el Pontificio Consejo Justicia y Paz. Ante casi un centenar de organizaciones de campesinos, cartoneros, recicladores, entre otros, de todo el mundo, el máximo exponente de la Iglesia y el único presidente indígena de América latina coincidieron también en la defensa de la ecología y en un rotundo “NO a la guerra”. Es la primera vez que se realiza en el Vaticano una reunión de esta naturaleza, cuyo objetivo es debatir las causas de la creciente desigualdad social y el aumento de la exclusión en todo el mundo y reflexionar sobre las experiencias organizativas de los movimientos populares en la resolución de esos problemas.
Dirigiéndose “a todos ustedes que sufren en carne propia la desigualdad y la exclusión”, Francisco volvió sobre la “solidaridad”, tema en el que insiste a menudo en sus homilías. Esta palabra significa “pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de la tierra y de la vivienda, y contra la negación de los derechos sociales y laborales”. Y refiriéndose a la reunión de los Movimientos Populares que empezó el 27 y concluirá hoy en el Vaticano, indicó que “este encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto. Un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo. Es extraño, pero si hablo de esto, para algunos resulta que el Papa es comunista. No se entiende que el amor a los pobres es central en el Evangelio”, indicó.
El papa Bergoglio también se refirió a la que él llama “la cultura del descarte”, que sucede “cuando al centro del sistema económico está el dios dinero y no el hombre”. El descarte de los jóvenes que no encuentran trabajo, de los niños a los que se mata antes de nacer o que mueren por no tener una adecuada alimentación y de los ancianos porque ya no producen. Francisco también se refirió a la paz y a la ecología, señalando que, como es lógico, “no puede haber tierra, ni techo, ni trabajo si no tenemos paz y destruimos el planeta”, y anunció que está preparando una encíclica sobre ecología. “Algunos de ustedes expresaron: este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos. Hay que hacerlo con coraje e inteligencia, pero sin fanatismo; con pasión, pero sin violencia”, concluyó el pontífice, indicando como “programa de acción” algunas lecturas “revolucionarias”, según dijo, de los Evangelios de San Mateo y San Lucas.
Evo Morales, que participó como ex dirigente cocalero y no como presidente de Bolivia, por la mañana saludó brevemente al Papa cuando éste hizo su discurso en la antigua sala del Sínodo, dentro del Vaticano, donde se realizó la reunión. Y por la tarde intervino como un dirigente campesino más. “El gran pecado de la humanidad es el capitalismo –dijo–. Para el capitalismo no hay ningún objeto sagrado. Todo se vende y se compra como una mercancía, incluso la vida.” Según Morales, hay que ver “cómo acabar con el capitalismo”, pero también cómo “refundar la democracia y la política”, y recuperar “la soberanía sobre los recursos naturales”. Su discurso también condenó la guerra porque, dijo, “no hay peor agresión a Dios y a sus hijos que la guerra, porque la vida no volverá a ser nunca más igual que antes”, y recordó la invasión del siglo XIX que sufrió su país y la guerra del cobre y el salitre con Chile, impulsada por intereses ingleses, donde Bolivia perdió su salida al mar. Y tuvo palabras elogiosas para Francisco: “Hoy día, de verdad, me siento que tengo Papa, comprometido con su pueblo, con un pensamiento revolucionario, con sentimiento social y sobre todo con propuestas de cambiar y acabar con la violencia y la guerra”.
Poco después, el Papa y Evo mantuvieron un encuentro a solas. Un encuentro “privado e informal –explicó el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi–, una expresión de afecto y cercanía con el pueblo y la Iglesia bolivianos, y un apoyo para la mejora de las relaciones entre las autoridades y la Iglesia en el país”.
Sergio Sánchez, presidente de la Federación de Cartoneros de la Argentina y que conoció al Papa siendo éste arzobispo de Buenos Aires, dijo que “el que se queda callado no tiene nada”. “Hoy, gracias a la fuerza que nos da Francisco, seguiremos luchando por los tres derechos que él subraya: tierra, techo, trabajo”, añadió, recordando que comenzó a ser cartonero en 2001, en plena crisis económica, porque se quedó sin trabajo. “No- sotros hemos hecho una labor que en la Argentina no hace nadie.” Y muy útil por lo demás para salvar al planeta, dicen los ecologistas. Basta recordar que, en Italia, recién hace pocos años se comenzó la recolección diferenciada que ahora, en muchas regiones del país, tienen obligación de hacer las familias en casa.
Suha Jarrar, una joven palestina que vive en Cisjordania y que trabaja con Union of Agricultural Work Committees, una organización sin fines de lucro que ayuda a los agricultores palestinos, dijo a Página/12 que en su país hay una emergencia general después de la reciente guerra con Israel. La gente no sólo ha perdido su casa sino sus campos, sus animales, sus cultivos. Hay peligro de infecciones y otras enfermedades porque decenas de cuerpos de seres humanos y animales han quedado bajo los escombros de los bombardeos. Pese a que en su país la mayoría es musulmana, vino a esta reunión en el Vaticano porque lo importante es que se hable de Palestina, de las presiones internacionales. “No es un problema religioso. La Iglesia Católica tiene mucha influencia, incluso política, en mi país”, contó.
Mientras una campesina salvadoreña denunciaba la ola de violencia que hay en su país y que arrastra a los jóvenes campesinos, que son más vulnerables, para convertirlos en sicarios, Magdalena Lázaro, indígena aymara de Bolivia, secretaria general de la Confederación Nacional de Indígenas Originarios, destacaba la importancia del encuentro con Francisco. “Ha sido muy importante encontrarse con el Papa porque nos da alegría, nos da fuerza –dijo a este diario– para nuestra lucha, porque nosotros buscamos justicia, tener una vivienda, trabajo y tierra, de la que estamos despojados. Yo siempre he sido campesina, de sembrar papa, quinoa, chuño, de tener llamas y alpacas. Esta reunión puede ser muy importante porque uno toma más fuerza para seguir en la lucha.”
Para Nora Padilla, de Colombia, quien empezó a recolectar basura cuando tenía seis años junto a su madre y su abuela, y hoy es la representante de la Asociación Nacional de Recicladores y de la Red Latinoamericana de Recicladores, “el discurso del Papa nos llama a continuar nuestra lucha”. Ella y sus compañeros se consideran haber sido los que sentaron las bases para que hoy Colombia sea considerada el cuarto país del mundo en materia de reciclado, después de Alemania, Dinamarca y Holanda.
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