El papa Francisco visitó la pequeña iglesia de Sri Lanka, en Colombo, e insistió en la libertad de culto en un país azotado por tensiones étnicas e interreligiosas. La policía de la capital, que calculó en un millón la cantidad de asistentes, dijo que fue la congregación más importante de una manifestación pública en el país. El Vaticano señaló que hubo más de 500.000 asistentes. La misa, punto álgido de una visita de dos días a Sri Lanka, veinte años después del viaje que emprendiera Juan Pablo II por esas tierras, fue retransmitida por pantallas gigantes y difundida por las principales cadenas televisivas. Por primera vez, esta nación de 20 millones de habitantes –el 7 por ciento de ellos católicos presentes entre las etnias cingalesa y tamil– tendrá un santo: Joseph Vaz, misionero llegado desde la India en el siglo XVII y venerado por su ayuda a pobres y enfermos de todas las comunidades.

El papa argentino recordó, al canonizarlo, la vida del misionero que se vestía como un mendigo para mezclarse con los católicos perseguidos y que recibió el apoyo del rey budista. “Joseph Vaz sirvió a los habitantes de Sri Lanka sin distinción y, siguiendo su ejemplo, la Iglesia no hace distinción entre razas, credos, pertenencias tribales, condiciones sociales o religiones”, dijo el Papa. “La libertad religiosa es un derecho humano fundamental”, aseguró el jefe de la Iglesia Católica. En un discurso, el cardenal de Colombo, Malcolm Ranjith (de la mayoría cingalesa), agradeció al Papa que hubiese venido a reconfortar a un país que “ha vertido tantas lágrimas” en la reciente guerra que “agotó nuestros recursos”.

“Pedimos que nos ayuden a pedir perdón mutuamente por la violencia insensata, para olvidar y perdonar y para lograr un proceso que pueda construir puentes entre las partes heridas por el conflicto. Pero estamos muy lejos de este objetivo”, señaló Ranjith. Francisco, que inició su visita el martes, viajó por la tarde en helicóptero al santuario de Madhu, en una región tamil muy marcada por la guerra civil. Ahí abogó por un “futuro de reconciliación” tras la “terrible violencia” de los más de 30 años de guerra civil en el país. El Papa pidió a todos que encuentren ánimo y fuerza para construir un futuro de reconciliación, justicia y paz.