Manifestaciones en repudio al Tratado de Libre Comercio que negocian la Unión Europea (UE) y Estados Unidos tuvieron lugar ayer en distintas ciudades del continente europeo. El acuerdo TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership), cuya próxima ronda de negociaciones comenzará el lunes en Nueva York, aspira a suprimir las barreras aduaneras y reglamentarias entre Estados Unidos y Europa.

La convocatoria de ayer –lanzada por un colectivo internacional de asociaciones, ONG, sindicatos y partidos políticos en 45 países– logró alrededor de 750 manifestaciones en todo el mundo. Los opositores al tratado temen que provoque una desregulación generalizada en el sector laboral, reducción de los estándares de los productos, agresión al medio ambiente y la consecuente pérdida del poder de los gobiernos europeos.

En Madrid, alrededor de 10 mil personas se reunieron en la Puerta del Sol al grito de “no es un tratado, es un golpe de Estado” y “somos personas, no mercancías”. Entre los asistentes hubo militantes del partido antiliberal Podemos, del movimiento ecologista Equo, del Partido Comunista español y de sindicatos de izquierda. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, exigió al gobierno español que niegue el apoyo al tratado. “Un acuerdo a puertas cerradas pretende vender nuestra soberanía y regalar nuestros derechos sociales a las multinacionales. El tratado sólo persigue la protección de las elites”, sentenció. Por su parte, una de las manifestantes de la protesta en Madrid, María Angeles González, afirmó que la entrada en vigencia del TTIP marcará el inicio de la pérdida de garantías en la salud y el consumo. “Queremos que nos informen. Si esto es secreto, es que algo esconden. El Estado perderá todos sus derechos y las multinacionales van a hacer las leyes”, afirmó. En Barcelona, en tanto, alrededor de 4000 personas se congregaron para protestar contra el tratado. La manifestación fue convocada en la oficina local de la Comisión Europea. Desde allí, y con dos grandes tractores a la cabeza, los participantes se movilizaron hacia la plaza de Sant Jaume. En la pancarta que portaba la cabecera de la manifestación se leía el lema: “No TTIP. Las personas del planeta antes que el capital. Soberanía secuestrada. Derechos en peligro”.

Por su parte, la manifestación convocada en Viena tuvo una concurrencia de alrededor de 15 mil personas. La multitud marchó pacíficamente desde el centro de la ciudad hasta el Parlamento bajo las consignas “No al caballo de Troya” y “No a la libre estafa”. El líder de la Unión de Agricultores austríacos, Lutz Rumestshofer, afirmó que la firma del tratado será nociva para todo el país, pero especialmente para los agricultores, ya que “los medios de subsistencia de quienes viven de la tierra serán puestos en jaque con el ingreso de grandes corporaciones al mercado local”.

Austria es escenario habitual de una intensa oposición a este tratado, con manifestaciones y congresos en contra de lo que sus detractores consideran un pacto perjudicial para los intereses de diversos sectores, entre ellos agricultores, farmacéuticas o los propios consumidores. El propio canciller austríaco, el socialdemócrata Werner Faymann, mostró su preocupación ante algunos aspectos del TTIP. “Algunas corporaciones ya son lo suficientemente potentes. Sería un verdadero error darles mayor capacidad de acción.”

En tanto, alrededor de 2000 manifestantes se congregaron en el centro de Bruselas en contra del futuro del tratado. Los asistentes opinaron que el acuerdo es una amenaza para el bienestar social, la seguridad del consumidor y la democracia. “Con el TTIP, Estados Unidos y la UE quieren crear una gran zona de libre intercambio que escapará a todo tipo de control democrático”, opinó el activista Sébastien Franco, quien replicó que “las multinacionales podrán dirigirse contra las leyes nacionales en materia de medio ambiente, salud, seguridad alimentaria, etcétera”. La protesta también apuntó a otros tratados de libre comercio, que según los manifestantes, sólo beneficiaron a las multinacionales. Quienes se manifestaron consideran que el TTIP tendrá un efecto devastador sobre la agricultura, especialmente en los pequeños productores, que no tendrán más remedio que someterse a las reglas del juego de las grandes empresas. “El Nafta, por ejemplo, entre Estados Unidos, Canadá y México, resultó ser catastrófico para la economía mexicana y latinoamericana. Los ciudadanos y trabajadores no sacan ninguna ventaja de este tipo de acuerdos. Por el contrario, sólo abren la vía de la liberalización y comercialización de sectores como los servicios sanitarios y la enseñanza, lo que puede ser terrible”, subrayó Franco.

Además del TTIP, la convocatoria llamó a protestar contra otros tratados de libre comercio, como el TISA, un acuerdo para liberalizar el comercio de servicios que afecta a 23 países, incluidos Estados Unidos y los miembros de la UE.

En las conversaciones de Nueva York de la próxima semana, serán abordados todos los aspectos del tratado, excepto los relativos a servicios y cuestiones medioambientales, que serán considerados posteriormente. También se seguirá trabajando en nueve sectores hasta dónde se puede llegar sin comprometer el nivel de protección en Europa o Estados Unidos, como la industria automotriz, farmacéutica y textil.