Miércoles, 22 de julio de 2015 | Hoy
EL MUNDO › FRANCISCO INVITó A LOS ALCALDES DEL MUNDO A LIDERAR UN CAMBIO ECOLóGICO PARA PRESERVAR LA TIERRA
“Una de las cosas que más se notan cuando el ambiente no es cuidado es el crecimiento desmesurado de las ciudades”, dijo Francisco ante más de 60 intendentes, en el Vaticano.
El Papa invitó a alcaldes del mundo a liderar un cambio que permita evitar la destrucción del planeta y los instó a recuperar la conciencia ecológica que hubo al principio de la creación. En la apertura de un encuentro con más de 60 intendentes de todo el mundo, donde se debatió sobre el rol de las ciudades frente a las nuevas formas de esclavitud y el cambio climático, el jefe de la Iglesia Católica reclamó en el Vaticano no separar al hombre del medio ambiente. Al mismo tiempo, pidió “tomar conciencia de este problema de destrucción que nosotros mismos estamos llevando. Es importante la cultura de cuidado del ambiente. Pero esa cultura no es una actitud solamente ‘verde’. Es mucho más. Cuidar el ambiente es una actitud de ecología humana, porque la ecología es total. Eso es lo que quise expresar en la encíclica Laudato Si. No se puede separar al hombre del resto”, manifestó Francisco.
El pontífice señaló que existe una relación de incidencia mutua, “sea del ambiente sobre la persona, sea del modo en que la persona trata el ambiente”, y señaló que también hay un efecto de rebote contra el hombre cuando el ambiente es maltratado, tras el encuentro en que alcaldes e intendentes de Roma, París, Madrid, San Pablo, Oslo y Milán, entre otras ciudades, reconocieron la importancia de su encíclica. En su discurso de 15 minutos brindado en el Aula del Sínodo, Francisco manifestó que Laudato Si no es una encíclica verde, es una encíclica social. “Porque dentro del entorno social de los hombres no podemos separar el cuidado del ambiente. Es una actitud social, que nos socializa en un sentido o en otro. Y nos hace recibir de aquello que nos fue dado como don”, indicó.
“¿Por qué esta invitación a los alcaldes? –se preguntó el Papa ante los presentes–. Porque una de las cosas que más se notan cuando el ambiente no es cuidado es el crecimiento desmesurado de las ciudades. Es un fenómeno mundial. Es como que las ciudades se hacen grandes, pero con cordones de pobreza y miseria cada vez más grandes, donde la gente sufre los efectos de un descuido del ambiente, y en este sentido está involucrado el fenómeno migratorio”, reflexionó Francisco.
A continuación, el Papa cargó contra los elementos que empujan a muchos hombres y mujeres a abandonar sus hogares y se preguntó por qué los migrantes viajan a las grandes urbes. “Porque ya el mundo rural no les da oportunidades. La idolatría de la tecnocracia, que lleva a despojar de trabajo, crea desocupación, y necesitan emigrar buscando nuevos horizontes”, señaló el Sumo Pontífice las causas de esas oleadas migratorias que en el último tiempo llenaron de muertos el Mar Mediterráneo, al clausurar el primer día de la actividad que organizó la Pontificia Academia de Ciencias Sociales del Vaticano, que dirige el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo.
En esa línea, el obispo de Roma remarcó que en algunos países europeos la desocupación juvenil supera el 40 por ciento y en algunos llega al 50 por ciento. “Eso, proyectado hacia el futuro, nos hace ver un fantasma, de una juventud desocupada. ¿Qué horizonte puede ofrecer? ¿Qué le queda a esa juventud?”, volvió a preguntarse el líder religioso. “Con las adicciones, con el aburrimiento, con no saber qué hacer de su vida, con el suicidio juvenil. O buscar en otros horizontes, aun en proyectos guerrilleros un ideal de vida”, vaticinó sobre esa problemática. Por otro lado, Francisco advirtió que la salud está en juego y puso la lupa sobre la cantidad de enfermedades raras que generan el aumento en el uso de tecnologías y su vínculo con la precarización laboral. “¿Qué sucede cuando todos estos fenómenos de tecnificación excesiva inciden sobre la migración? No hay trabajo. Y cada vez es más común el trabajo en negro. Un trabajo sin contrato. Un trabajo arreglado debajo de la mesa”, criticó.
En ese sentido, Jorge Bergoglio lamentó el fenómeno de la trata de personas que, aseguró, se da por el trabajo esclavo, la prostitución, que “son fuentes de trabajo para poder sobrevivir hoy en día”. “Por eso me alegra que ustedes hayan reflexionado sobre estos fenómenos que afectan a las grandes ciudades. Sobre esto hay que interesar a las Naciones Unidas. Tengo mucha esperanza en la Cumbre de París de noviembre que se logre algún acuerdo fundamental y básico”, se esperanzó Bergoglio frente a los intendentes que seguían atentos su discurso.
Además, rescató un concepto novedoso. “Hay una primera incultura, la que Dios nos entregó para que nosotros la transformáramos en cultura y la segunda cuando el hombre no respeta esa relación con la tierra, no la cuida, porque se apodera de esa cultura y la empieza a sacar de cauce y se le va de las manos”, explicó.
En ese sentido, volvió a destacar la presencia de los intendentes y planteó que el trabajo más serio y profundo se hace de la periferia hacia el centro. “Desde ustedes hacia la conciencia de la humanidad. Si el trabajo no viene de la periferia hacia el centro, no tiene efecto. Y ahí la responsabilidad de los intendentes de las ciudades”, remarcó. Por último, Francisco pidió “que podamos tomar conciencia de este problema de destrucción que noso- tros mismos estamos llevando adelante al no cuidar la ecología humana, al no tener una conciencia ecológica como la que nos fue dada al principio para transformar la primera incultura en cultura”.
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