Miércoles, 22 de julio de 2015 | Hoy
EL MUNDO › TRAS LA HISTóRICA REAPERTURA DE LA EMBAJADA DE CUBA EN WASHINGTON
“La gente está contenta porque la unión pondrá fin a la discrepancia entre los dos países”, dijo Nilsa desde La Habana. Con expectativa, Malena sostuvo que el acercamiento será bueno “para la economía y las relaciones entre las personas”.
Los cubanos saludaron ayer la nueva etapa que se abre con Estados Unidos, tras la reconciliación diplomática entre ambos países. No obstante, Cuba desea que el simbolismo del momento se convierta en beneficios para el país. El restablecimiento de las relaciones fue ayer la noticia destacada en la prensa cubana con grandes titulares como “Libre y soberana”, en el caso de Granma, que dedicó su fotografía de portada a la bandera cubana ondeando en el mástil de la ya embajada de la isla en Washington. En páginas interiores, el periódico oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC) ocupó cuatro de sus ocho páginas al acontecimiento y reprodujo íntegramente el discurso del canciller Bruno Rodríguez en la sede diplomática, así como la conferencia de prensa que ofreció junto al secretario de Estado, John Kerry.
En las calles de La Habana, la normalidad fue la tónica en la jornada posterior al histórico 20 de julio, incluso en el entorno de la embajada estadounidense, donde centenares de cubanos hacían fila ayer para solicitar o tramitar visados para viajar al país estadounidense. Muchos de ellos se mostraron esperanzados en que esos trámites se agilicen a partir de ahora, como Nilsa, vecina de Matanzas, quien afirmó que “la gente está contenta porque la unión” pondrá fin “a la discrepancia entre los dos países”. Por su parte una optimista Rosa Elena Navarro, de Villa Clara, que hacía fila en el llamado “Parque de los Lamentos”, cercano a la sede diplomática estadounidense, decía: “Yo creo que Estados Unidos puede ayudarnos, ellos tienen mucho que tomar de Cuba y Cuba de Estados Unidos, nos vamos a ayudar. Cada cual toma lo positivo y rechaza lo negativo”.
Tras cincuenta y cuatro años de ruptura de relaciones, muchos en la isla confiesan que no imaginaban este momento: “Era difícil pensarlo, pero todo es posible”, señaló Malena, una joven de 25 años quien cree que esta etapa “será buena para la economía y para las relaciones entre las personas”.
“Yo espero que todo mejorará ahora, yo estoy muy contenta, por mi niña, por mi familia, por mí misma, por todos los cubanos. Ayer yo tenía una alegría con eso... Fíjate, mira cómo me erizo”, comentaba Bárbara señalando su brazo en la concurrida avenida de La Rampa, mientras su hija intentaba conectarse a Internet en la nueva zona wi-fi operativa en esa zona.
Más analítico, Darío, un joven periodista de 26 años, declaró que “ahora mismo, al cubano de a pie, el restablecimiento de relaciones diplomáticas no lo beneficia más que en el plano simbólico, en el plano de la esperanza, de que las cosas deben mejorar porque el entendimiento siempre es bueno”. A su juicio, lo deseable es que esas nuevas relaciones produzcan “desde la base, desde el ciudadano común, en intercambios comerciales, técnicos, culturales, que se traduzcan en beneficios personales y para el país”. “El entusiasmo es bueno, pero hay que esperar un poco”, afirmó este joven, quien admitió que inicialmente acogió el anuncio de la distensión con Estados Unidos con bastante escepticismo, pero finalmente “no hay mal que dure cien años, ni bloqueo que lo resista”, bromeó.
Después de haberse izado la bandera cubana en su Embajada de Washington, los cubanos aguardan ahora otra fecha clave en la agenda del deshielo con Estados Unidos: la visita del secretario de Estado, John Kerry, el próximo 14 de agosto. El primer secretario de Estado de Estados Unidos que viajará a Cuba desde 1945, encabezará en La Habana la ceremonia formal de la reapertura de la sede diplomática estadounidense y será entonces cuando las barras y estrellas de la bandera estadounidense vuelvan a ondear sobre el Malecón de La Habana, donde radica la embajada.
Y en este año intenso de la reconciliación con Estados Unidos, Cuba se prepara también para otro destacado acontecimiento en septiembre: la visita del papa Francisco, cuya mediación fue clave en el acercamiento entre La Habana y Washington.
Para la Iglesia Católica cubana, la reapertura de embajadas es un acontecimiento “trascendente” que “alienta la esperanza para mucha gente de una mejor relación entre ambos pueblos que facilite la comunicación y el intercambio”, dijo el padre José Félix Pérez, secretario adjunto de la Conferencia de Obispos de la isla. “Creo que todo esto tendrá un efecto muy positivo con respecto a lo que el Papa tanto propone: el diálogo, el entendimiento, el tender puentes”, agregó el religioso.
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