Viernes, 2 de octubre de 2015 | Hoy
EL MUNDO › AL MENOS SIETE MUERTOS EN ATENTADOS CON PAQUETES EXPLOSIVOS
El atentado de ayer se sumó a las 17 explosiones registradas el miércoles en al menos 13 lugares públicos de Liucheng, provocadas, según la policía local, por material explosivo que se encontraba disimulado en paquetes de empresas de mensajería.
Una cadena de ataques provocados por paquetes bomba que comenzaron a explotar el miércoles sacudió al sur del país, causó siete muertos y enlutó las festividades por el Día Nacional de China, que se celebró ayer. En el segundo día de ataques, una nueva deflagración detonó ayer en un edificio público de la localidad de Liucheng, en la meridional región autónoma de Guangxi, un día después de que otras 17 explosiones afectaran a una serie de edificios públicos, entre otros objetivos. Al menos una persona resultó herida en la explosión, lo que eleva a 52 las víctimas que tuvieron que ser atendidas en hospitales por el ataque, uno de los más graves de los últimos años en cuanto a número de explosiones y áreas afectadas. “Por el momento, no se señaló ningún herido”, indicó la CRI, la radio nacional china, que citó a un residente del inmueble que se despertó en la cama y tuvo la impresión de vivir un terremoto. Además del feriado nacional, el gobierno chino celebró, con un llamado a la unidad étnica, el 60 aniversario de la fundación de la conflictiva región autónoma de Xinjiang, donde Beijing mantiene un conflicto abierto con núcleos separatistas.
Los medios locales indicaron que se habían interceptado al menos 60 paquetes sospechosos, pidieron a los vecinos que extremen precauciones y señalaron que las oficinas de mensajería elevaron las medidas de seguridad y las entregas de paquetes en la zona quedaron suspendidas hasta el sábado. El ataque de ayer se produjo a primera hora de la mañana en un edificio residencial de Liucheng, distrito con unos 400.000 habitantes que se encuentra en la región de Guangxi, una de las más pobres de China y mayoritariamente rural.
La torre de seis pisos, situada cerca de la oficina de la administración local de autopistas en la capital distrital, sufrió daños significativos, informaron varios medios oficiales. La deflagración se produjo después de que tuvieran lugar 17 explosiones registradas en la tarde del miércoles en al menos 13 lugares públicos de Liucheng, provocadas, según la policía local, por material explosivo que se encontraba disimulado en paquetes de empresas de mensajería.
Los atentados fueron dirigidos contra un hospital, un centro comercial, una estación de tren, un mercado, oficinas del gobierno local y una cárcel, entre otros edificios. Las fotos difundidas por los medios de comunicación y en las redes sociales devolvieron un escenario de guerra y dieron cuenta de la violencia de las deflagraciones: mostraron inmuebles de seis plantas con las fachadas reventadas, coches volcados, calles llenas de escombros o personas ensangrentadas en camillas, en medio de nubes de polvo gris.
La policía informó sobre la detención de un presunto autor de los ataques del miércoles, un hombre de 33 años apellidado Wei, aunque no se pronunció sobre las posibles motivaciones del hombre de cometer el ataque. Sin embargo, la explosión de ayer se produjo cuando Wei ya se encontraba bajo custodia policial, hecho que empujó a las autoridades a señalar que el sospechoso podría haber contado con ayuda de cómplices. En este sentido, la agencia de noticias oficial Xinhua indicó que las fuerzas de seguridad estaban investigando para saber si el sospechoso, identificado como Wei, pagó a otras personas para que entregaran los paquetes bomba. La Policía descartó rápidamente que se tratase de actos terroristas y dijo que la pesquisa sobre las explosiones estaba orientada como un caso criminal, pese a lo sensible de la fecha conmemorativa.
Las explosiones se produjeron la víspera de la fiesta nacional del 1 de octubre, que marca el inicio de una semana de vacaciones en las administraciones y la mayoría de empresas. Mientras tanto Xingjiang conmemoró su 60 aniversario en su capital, Urumqi, con la tradicional ceremonia de izado de la bandera en la que soldados, escolares, referentes estatales y regionales entonaron el himno nacional. A continuación, los líderes comunistas se reunieron en la sede de la asamblea regional, donde la viceprimera ministra china Liu Yandong y el presidente de la Conferencia Consultiva Política (equivalente a una Cámara Alta occidental), Yu Zhengsheng, encabezaron los homenajes. En Beijing, el presidente Xi Jinping, recién llegado de su visita oficial a Estados Unidos, quiso dar una imagen de unidad de todas las etnias del país con una recepción a representantes de minorías como la uigur (una de las principales de Xinjiang), la tibetana o la mongol, en la víspera del Día Nacional. “Ningún grupo étnico debe ser olvidado en el proceso de construir una sociedad medianamente acomodada”, señaló Xi en esa recepción, citado por la agencia oficial Xinhua.
Xinjiang fue fundada el 1 de octubre de 1955 tras décadas de inestabilidad en las que uigures y otras etnias llegaron a proclamar su independencia, en los años 30 y 40, en ocasiones, con apoyo de la Unión Soviética, y bajo el nombre de República del Turquestán Oriental. En los últimos años, la región vivió crecientes tensiones étnicas, las peores en julio de 2009, cuando más de 200 personas, en su mayoría chinos de la mayoría étnica han, fallecieron en Urumqi por ataques de arma blanca. Otros incidentes violentos, desde tiroteos a ataques con explosivos, causaron cientos de muertos en el último lustro, hechos que Beijing atribuye a la influencia de redes jihadistas internacionales en Xinjiang. Por el contrario, grupos uigures en el exilio aseguran que se trata de actos desesperados de musulmanes que sufren represión cultural y religiosa, la misma que llevó al intelectual de esa etnia, Ilham Tohti, a ser condenado en 2014 a cadena perpetua por sus críticas al gobierno. Grupos de defensa de los uigures enfrentan al régimen comunista por el uso del velo completo, que, según Beijing, viene aumentando en importantes núcleos musulmanes como Kashgar, Aksu o Hotan. La violencia en Xinjiang, en ocasiones, se extendió a otras zonas del país, pero en principio Pekín parece descartar que este conflicto esté detrás de la cadena de explosiones con paquetes bomba ocurridos en el sur.
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