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El Parlamento griego aprobó ayer un nuevo paquete de medidas acordadas con los acreedores externos a cambio del desembolso de 1000 millones de euros de su último rescate. La ley salió adelante con el apoyo de los 153 diputados de la coalición gubernamental, mientras hubo 138 votos en contra y nueve diputados ausentes. El compendio legal contiene los 13 requisitos previos acordados con las instituciones acreedoras, la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE), el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Entre ellos se incluye una polémica venta de los créditos morosos en poder de la banca helena a fondos buitre, que en su mayoría descansan en manos extranjeras.

Durante el debate, el ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, contestó las críticas de la oposición por tramitar leyes tan importantes por el procedimiento de urgencia –que sólo deja un día para el debate en el plenario–, aduciendo la necesidad de recibir este subtramo del rescate antes de fines de año. De lo contrario, dijo, el desembolso hubiera tenido que someterse nuevamente a la aprobación de distintos parlamentos nacionales de la Unión Europea (UE).

La oposición reprochó la iniciativa del Ejecutivo griego que permite la venta de la cartera de préstamos morosos a este tipo de fondos y lo responsabilizó de llevar a cabo una política que hizo aumentar este tipo de deudas. La ley contempla también la privatización parcial de la compañía de distribución de electricidad (Admie), la nueva tabla salarial de los funcionarios y la creación de un fondo de privatizaciones, que será supervisado conjuntamente por Grecia y sus acreedores.

El nuevo paquete de reformas presentado ayer en el Parlamento fue aprobado el sábado pasado por el gobierno griego, en acuerdo con sus acreedores internacionales. Uno de los puntos más controvertidos de las negociaciones fue la organización de un fondo de privatización para vender empresas estatales. Finalmente se consiguió un acuerdo, así como sobre qué hacer con los “créditos basura” por más de 61.000 millones de dólares que tienen los bancos griegos, y que podrán vender a partir de enero.

Atenas y sus acreedores externos acordaron en agosto un nuevo rescate financiero para evitar que el país heleno cayera en default y quedara al borde de la salida del euro. El rescate, el tercero desde 2010 para Grecia, contempla el préstamo de 86.000 millones de dólares, entregados por tramos, a cambio de la aplicación de medidas de ajuste exigidas por los acreedores.

A principios de mes, la Comisión Europea (CE) dio luz verde a una ayuda adicional de 2710 millones de euros para el Banco Nacional de Grecia sobre la base de su plan de reestructuración enmendado, en el contexto del tercer programa de ajuste económico del país. La CE concluyó que las medidas aplicadas dentro del plan de reestructuración de la entidad de julio de 2014, además de las contempladas en su plan enmendado, permitirían al banco garantizar los préstamos en la economía griega en línea con las reglas europeas de ayuda estatal.

La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, afirmó que la recapitalización del Banco Nacional de Grecia (BNG) “concluye los esfuerzos de uno de los mayores cuatro bancos del país por hacer frente a la escasez de capital identificada por el supervisor bancario europeo”.

Vestager indicó que el significativo capital privado reunido redujo la necesidad de inyecciones de dinero público y consideró que a través de sus reestructuraciones los bancos están ahora en un claro camino hacia la viabilidad a largo plazo. Para el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, con el fin de la recapitalización de los cuatro bancos sistémicos griegos y la muy significativa participación del sector privado, se eliminó otro elemento más de incertidumbre. “Este acontecimiento es un paso positivo de cara a garantizar una vuelta sostenible a la confianza en Grecia”, concluyó.