Viernes, 15 de julio de 2016 | Hoy
EL MUNDO › LA DESIGNACION DE MIKE PENCE ES UN GESTO HACIA LOS REPUBLICANOS QUE AUN DESCONFIAN
El gobernador de Indiana, católico, con veinte años de carrera política, ganó notoriedad cuando impulsó una ley de libertad religiosa que permitía a los dueños de comercios no atender a los matrimonios del mismo sexo.
Por Nicolás Lantos
Desde Nueva York
Como si se tratara de otro episodio de los reality shows que solía protagonizar, Donald Trump generó alrededor del anuncio de su compañero de fórmula un circo que iba a tener su acto principal este mediodía, cuando el candidato republicano diera una conferencia de prensa en la Trump Tower de esta ciudad para anunciar el nombre que lo acompañará en la boleta. La proclamación fue suspendida a última hora de ayer por el atentado en Niza, Francia.
El gobernador de Indiana, Mike Pence, es el favorito en las apuestas de última hora, y anoche varios medios lo confirmaban. Ese estado, marginal en la política estadounidense, se volvió el centro de atención esta semana cuando una avería del avión del candidato republicano lo obligó a permanecer allí más tiempo del previsto, forzando a otros aspirantes a la vicepresidencia a viajar a último momento hacia allí para no dar ventaja.
Trump aterrizó en Indianápolis el martes por la noche. La agenda anunciaba una cena con Pence, en el marco de varios encuentros que el candidato tiene con quienes evalúa como posibles compañeros, y luego una rápida salida de regreso a Nueva York, para continuar al día siguiente con esta rueda de entrevistas. Pero una rueda del tren de aterrizaje tocó algún elemento extraño al carretear sobre la pista y se averió, obligando a extender la escala por varias horas. El gobernador, rápidamente, extendió la invitación de la cena y también compartió con Trump el desayuno. A partir de esta doble sesión, Pence comenzó a escalar rápidamente en las especulaciones de último momento. Ayer por la tarde varios medios locales y nacionales ya lo daban como candidato aunque el anuncio oficial recién se dará hoy.
La designación del gobernador de Indiana buscaría traer alivio a los republicanos que aún desconfían de Trump; se trata de un conservador que tiene casi dos décadas de carrera política, entre el Congreso y el estado que conduce desde hace cuatro años y en el que, al menos hasta hoy, busca la reelección. Su perfil bajo contrasta con el del candidato presidencial, pero el año pasado ganó notoriedad cuando impulsó una norma de “libertad religiosa” que permitía que los dueños de comercios pudieran excusarse de atender a matrimonios del mismo sexo. También durante su mandato entró en práctica en Indiana una de las leyes de aborto más estrictas de los Estados Unidos. Católico y proveniente de una familia irlandesa, se supone que podría resultar atractivo para ciertos votantes demócratas desencantados.
El histórico ex vocero del Partido Republicano en la cámara baja, Newt Gingrich, muy cercano al candidato en el último tramo de esta campaña y hasta el martes favorito a ser compañero de boleta, viajó de emergencia a Indiana en un avión prestado por la cadena de noticias Fox News para seguir peleando hasta último momento por ese lugar. Trump y Gingrich estuvieron reunidos por más de una hora en Indiana y se descarta que tendrá un rol importante en un eventual gabinete. Quien perdió terreno es el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie. Aunque él mismo compitió el año pasado en la interna del GOP (el Grand Old Party, los republicanos), con poco éxito, luego de bajarse fue uno de los primeros grandes figurones del partido que dieron su apoyo al magnate, con quien lo une una larga amistad. El incidente aeronáutico lo privó de una última entrevista con Trump, aunque hablaron largamente por teléfono.
La incógnita se revelará hoy a partir de las once. En la Trump Tower, en la lujosa Quinta Avenida de esta ciudad, el candidato anunciará la identidad de su compañero de boleta, 72 horas antes de que comience la convención del Partido Republicano en Cleveland, Ohio, uno de los estados donde se pone en juego la elección presidencial (nunca un republicano llegó a la Casa Blanca sin ganar ese distrito). La convención será la oportunidad para Trump de relanzar su campaña y mostrar que el GOP está unido a sus espaldas, algo que todavía no pudo hacer satisfactoriamente. Los ojos estarán puestos en lo que ocurra en el centro de convenciones de esa ciudad y también afuera, donde las manifestaciones de partidarios se cruzarán con las protestas en su contra y con la policía, que vive horas sensibles luego de la masacre de Dallas.
Entre los demócratas, en tanto, Hillary Clinton consiguió esta semana uno de los apoyos más ansiados y necesarios: el de su principal rival en la interna, el senador socialista Bernie Sanders, que el martes, en Nueva Hampshire, la acompañó por primera vez en un acto de campaña y le dio todo su respaldo. “Clinton ganó el proceso de nominación de los demócratas y la felicito por eso”, dijo durante el acto en la ciudad de Portsmouth. Recordando la dura competencia interna, el senador agregó: “No es ningún secreto que Hillary Clinton y yo estamos en desacuerdo sobre bastantes cuestiones. De eso se trató esta campaña y de eso se trata la democracia”, concedió.
En respuesta, la candidata presidencial prometió que “siempre habrá un lugar en la Casa Blanca” para Sanders si ella gana. También hubo duras negociaciones, previas a este respaldo público, para modificar la plataforma política del partido, de forma tal de que resulte más cercana a las posiciones de los que eligieron al socialista en la interna. Entre otros puntos, se matizó el apoyo al Tratado Trans Pacífico, se agregó la propuesta de un salario mínimo federal de 15 dólares por hora y la de proveer educación gratuita a los jóvenes de todas las familias con ingresos inferiores a los 85 mil dólares mensuales.
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