EL MUNDO
Cuando el líder de Taiwan se mira en el espejo de W.
Chen Shui-bian, líder de Taiwan, fue reelegido en comicios cuyas dudas recuerdan a Bush. También quisieron asesinarlo, y hay sospechas de China.
Por Jasper Becker *
Desde Taipei
El presidente de Taiwan fue reelegido en polémicas elecciones. El presidente proindependentista Chen Shui-bian fue reelecto ayer en polémicas elecciones. Triunfó por un margen muy ajustado de 30.000 votos ayer: un día después de haber sobrevivido a un intento de asesinato. Su oponente Lien Chan, del Partido Kuomintang (KMT), inmediatamente denunció que la elección era inválida y reclamó un recuento de votos.
“No fueron elecciones justas”, declaró Lien ante una manifestación de alegres partidarios. “Queremos un recuento y exigimos que las urnas se sellen inmediatamente”. Mientras tanto, el presidente declaró que las elecciones habían sido “un triunfo de la democracia”. No es claro que el KMT pueda recusar con éxito los resultados. Sin embargo, tiene el potencial de dañar el funcionamiento, que todavía no ha sido puesto a prueba, de la joven democracia de Taiwan. La comisión de la elección nacional confirmó los resultados y dijo que la oposición debe presentar una queja para que el tema luego sea tratado según las leyes.
Los comentadores políticos taiwaneses compararon la situación con las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos. En el 2000, los resultados resultaron muy justos y fueron manchados por una disputa en torno a boletas dañadas que llegó a la Corte de Justicia. En Taiwan no hay voto electrónico. Los electores entran a una cabina y tachan a uno de los dos candidatos. Un recuento, si es que se lleva a cabo, no se complicaría por temas técnicos.
La poca diferencia entre los candidatos permite mucho lugar para la disputa. El presidente Chen obtuvo 6,470,839 votos, el 50,12 por ciento, mientras que Lien obtuvo el 49,88 por ciento, o sea, 6.443.022 votos. Pero hubo 337.297 votos inválidos, más de 10 veces la diferencia entre los candidatos. Por lo tanto, un recuento fácilmente podría cambiar los resultados.
Con esta victoria de tan poco margen, la oposición se ha ocupado de levantar sospechas sobre el misterioso intento de asesinato del viernes por la tarde, que podría haber incentivado a votar contra el KMT o a favor del presidente Chen por compasión.
Su esposa, Wu Shu-chen, está en silla de ruedas desde 1985 cuando fue atropellada por un camión y le pasaron encima tres veces, un incidente por el cual se acusa al KMT. Todos los principales miembros del partido Demócrata Progresista (PDP) del presidente Chen pasaron años en la cárcel cuando estaba prohibido organizar una oposición contra el KMT, durante su dictadura de 40 años.
La policía ha comenzado a investigar el intento de asesinato, pero no ha ofrecido pistas sobre la identidad de los agresores o sus motivos. La opinión pública está analizando las versiones, que sostienen que el presidente Chen y su compañera de fórmula hayan tramado el ataque, para fomentar su campaña. Los agresores parecen haber utilizado armas caseras y balas similares a los que utilizaban los gangsters taiwaneses o las Triadas, quienes están muy involucrados en la política interior. Los observadores están descartando que hayan sido los comunistas del continente, pero el KMT está molesto porque el presidente Chen haya utilizado el incidente para alertar a las Fuerzas Armadas, una forma de alimentar los temores de los ciudadanos.
A pesar de todo, el Partido Demócrata Progresista no estaba celebrando de manera demasiado triunfalista. El referendo de dos preguntas fracasó; se presentó menos del 50 por ciento del electorado. Los seguidores del KMT boicotearon el referendo. Pekín, que se ha negado a tratar con el presidente Chen por cuatro años, se enfurecerá porque ganó otra vez, pero estará complacido por el fracaso del referendo.
Bajo una nueva y muy cuestionada ley, se les preguntó a los taiwaneses si deberían aumentar sus defensas militares si China se negara a retirar los 496 misiles apuntados hacia la isla. La otra pregunta se refería a si el gobierno debería comprometerse a mantener conversaciones con el continente. Más de seis millones dijeron que sí, pero los resultados demuestran que el presidente Chen no debería confiarse en lograr un referendo sobre la independencia, acto por el cual Pekín ha amenazado con utilizar como excusa para invadir.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.