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Por Patrick Cockburn *

Dos atentados suicidas con bombas en Irak ayer mataron a 17 iraquíes y a un soldado norteamericano. En tanto, tres rehenes italianos, uno polaco y dos turcos fueron rescatados por las fuerzas norteamericanas, en el sur de Bagdad, luego de dos meses en cautividad. El peor ataque con bombas tuvo lugar en el norte, en la ciudad de Mosul, cuando un taxi que transportaba a tres hombres explotó cerca de una dependencia militar en el centro de la ciudad. Diez iraquíes murieron y 37 fueron heridos. Una hora antes había estallado un coche bomba frente a una base norteamericana cerca de Baba, al norte de Bagdad, matando a cuatro civiles iraquíes, a un soldado norteamericano y dejando 31 heridos, de los cuales diez eran soldados norteamericanos de infantería.
Los ataques con bomba repiten un patrón establecido el año pasado, en el que los ataques suicidas son más frecuentes cuando la insurgencia general no es activa. Quien sea que dirija a los suicidas, el objeto de los ataques es mantener la alta temperatura política en Irak, frente a la tentativa de Estados Unidos de enfriar la situación antes del traspaso de soberanía el 30 de junio al retirar sus tropas de Faluja y de Najaf por temor a un revés político.
Los tres rehenes italianos liberados fueron transportados en helicópteros y repatriados a su país. Umberto Cupertino, Salvatore Stefio y Maurizio Agliana fueron recibidos en Italia con satisfacción del gobierno, que se atribuyó su retorno sanos y salvos. “Elegimos la estrategia adecuada, basada en el silencio absoluto y en no negociar nunca con los terroristas”, aseguró el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Las imágenes emitidas por Al Jazzeera de Fabrizio Quattrocchi, uno de los prisioneros italianos asesinado de un tiro en la nuca durante las primeras 24 horas de cautiverio, fueron un duro golpe para este país que posee 2700 tropas en Irak. Los tres italianos y el polaco liberados eran guardias de seguridad, apresados el 12 abril, durante el pico máximo de tensión del levantamiento. Autoridades religiosas locales y tropas estadounidenses coordinadas con los servicios de espionaje italianos estuvieron a cargo de la liberación.
Algunos empleados extranjeros y guardias de seguridad fueron tomados como rehenes en las semanas recientes, pero la mayoría son asesinados en las ciudades principales y en las rutas. En algunas autopistas, la policía caminera registra los autos de los extranjeros. Si localizan a alguien, atacan. En tanto esto se suma a la ola de asesinatos de numerosos funcionarios vinculados con el gobierno interino. Los atacantes prefieren atacar vehículos en las rutas hacia los aeropuertos de tránsito usual para los extranjeros que salen y entran del país.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.