EL MUNDO
El palo de amasar de la “signora de Berlusconi”
Silvio Berlusconi, el plutocrático premier italiano, recibió un mazazo a cargo de su esposa.
Por Peter Popham *
Desde Roma
Está casada con el hombre más rico y poderoso de Italia, pero la vida de la señora de Silvio Berlusconi, tal como está relatada en una biografía publicada esta semana, no parece muy divertida. Las revelaciones francas e irónicas en Tendenza Veronica, por Maria Latella, le han dado que hablar a toda Italia, después de aparecer en Oggi, el semanario de mayor venta. La ex estrella Verónica Lario da su primera versión de su casamiento con un hombre que nunca la saca a pasear o la lleva de veraneo, habla por teléfono durante las comidas y envía montañas de rosas rojas a destinatarias desconocidas.
“La forma en que yo lo describo –dice– es que siempre tiene la oreja pegada a un teléfono. Los caricaturistas políticos deberían dibujarlo con un cable telefónico saliendo de sus hombros. Habla por teléfono durante el almuerzo, la comida, la cena de Navidad.” Lario ha sido la compañera de Silvio Berlusconi durante 25 años y su segunda mujer, desde 1990. Ha sido asombrosa tanto por su discreción como por su ausencia: su aparición al lado del primer ministro para darles la bienvenida a George y Laura Bush en Roma el mes pasado fue muy excepcional; también lo fue su revelación en una revista el año pasado que se oponía ferozmente a la guerra contra Irak a la que Berlusconi comprometió fuerzas italianas.
El año pasado la vida privada de Lario llegó a los titulares cuando Berlusconi llamó la atención a su rumoreado amorío con Massimo Cacciari, un profesor marxista de filosofía y ex alcalde de Venecia. En el momento ella no hizo ningún comentario y el rumor creció: se vio a la “pareja” en Creta y Australia así como en Venecia. Pero en el nuevo libro pone las cosas en su lugar: “Cacciari es un intelectual al que admiro, pero nunca me encontré con él, como él mismo lo ha dicho”.
Si hubiera un premio para las extrañas parejas, los Berlusconi seguramente ganarían. El, el vulgar multimillonario arribista; ella, la devota de Proust y Goethe que cultiva vegetales orgánicos y envía a sus hijos a la escuela Rudolf Steiner. Su sueño: vagar por el mundo sola, “una mezcla –dice–, entre Bruce Chatwin y Jack Kerouac”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.