EL MUNDO › EL VICEPRESIDENTE DE GEORGE W. BUSH DEFENDIO LA INVASION A IRAK
Cheney sueña con más oportunidades
El ex director de Halliburton, la empresa más beneficiada con contratos en Bagdad, aceptó con promesas su renominación.
Por Mercedes López San Miguel
En el penúltimo día de la convención, las estrellas fueron el conservadurismo y la controversia encarnados en la figura de Dick Cheney, compañero de fórmula en la reelección de George W. Bush. Presentado por su mujer, Lynee, como “el amor de su vida”, el actual vicepresidente de 63 años centró su oratoria en los sueños y las oportunidades –el título de fondo era “tierra de oportunidades”– “al alcance de los norteamericanos gracias al liderazgo de George W.”, así como la “libertad y seguridad garantizadas desde hace cuatro años” –y con deseo de cuatro más–. Suena como una ironía de parte de un hombre que acompañó codo a codo a Bush hijo por la conquista de Irak –en el presente estado de posguerra violenta– y cuya ex compañía energética Halliburton, receptora de jugosos contratos para la reconstrucción de ese país, está siendo investigada por cobrar de más por entregas de combustible y comida a sus soldados.
Cheney fue enviado a lanzar un punzante ataque contra Kerry, anoche, apuntando a la inconsistencia y “la confusión en sus convicciones”, que para los republicanos incapacitan al candidato demócrata para ser elegido para la Casa Blanca. El discurso del vicepresidente, que aceptó formalmente la renominación para ser el compañero de fórmula de Bush en un segundo período, continuó con la estrategia republicana de la convención, que alterna entre las acusaciones al senador de Massachusetts y las invocaciones a los ideales y valores norteamericanos. Cheney acometió contra Kerry, en lo que los republicanos ven como su vulnerabilidad en su trayectoria legislativa. El vicepresidente contrastó “el probado liderazgo” de Bush contra “la falta de convicción” de Kerry –en política doméstica y exterior– que mostró durante los últimos veinte años en el Senado.
Horas antes de que Cheney hablara, el candidato demócrata retrucó sobre el manejo de Bush de la guerra del terrorismo, en referencia a las recientes declaraciones del presidente sobre “malos cálculos” de la ocupación post guerra en Irak. Kerry argumentó ante la legión de veteranos norteamericanos de Nashville que la torpeza de la ocupación había fortalecido a los terroristas. “Se han creado refugios para amparar terroristas, nuestras tropas han sido forzadas a alojarse junto al enemigo, Irán ha expandido su influencia, y los extremistas han ganado fuerza”, declaró. Con aspereza, el demócrata desechó la noción de que su política en Irak fuera la misma que la de Bush: “Respecto a Irak, no hubiera hecho una cosa diferente, hubiera hecho todo diferente”, dijo Kerry.
Cheney –que pidió cinco aplazos por estudio para evitar el servicio militar– no era el más indicado para tratar el tema en el Madison Square Garden anoche, dada la controversia que provoca su conexión con la compañía de servicios petroleros Halliburton y la percepción de que es un siniestro artífice de las políticas en Irak, la mayoría un fracaso. El halcón republicano dijo ayer que defender a Estados Unidos contra el terrorismo es “el mayor desafío de nuestro tiempo” y enumeró “los triunfos” en derrocar a los talibanes en Afganistán y a Saddam Hussein. “El (por Bush) se levanta cada día decidido a mantener segura nuestra gran nación para que las generaciones venideras conozcan la libertad y las oportunidades que nosotros hemos conocido y aún más”, declaró Cheney.
Este veterano de las administraciones republicanas –empezó a trabajar para la de Richard Nixon en 1969 y desde entonces ha estado presente en todas– sobrevivió al debate sobre si el actual mandatario debería buscarse un compañero de campaña más querido.
Las cifras de popularidad de Cheney siguen cayendo y son menores que las del demócrata John Edwards, su rival por la vicepresidencia, según un sondeo de Gallup difundido este mismo martes por la cadena de televisión CNN y el diario USA Today. Un 44% de los norteamericanos tiene una visión favorable de Cheney y un 45% desfavorable. Es la primera vez que sus cifras de aceptación caen por debajo del 50% y también la primera vez que la visión negativa supera a la positiva.