EL PAíS › NO ENCONTRO ALIADOS EN SU CRUZADA CONTRA LUIS BARRIONUEVO
Rueda quedó aislada y bajó el perfil
Por Diego Schurman
Sin el respaldo de sus colegas, ni siquiera del propio sector que representa dentro de la CGT, Susana Rueda debió desinflar sus amenazas de renunciar a la cúpula de la central obrera. Más aún, tal fue el desaire interno en su cruzada contra Luis Barrionuevo que se desdijo de todo, incluso de sentirse discriminada por el supuesto de incumplimiento del cupo femenino en el Consejo del Salario, pese a que fue precisamente eso lo que estuvo denunciando con mayor énfasis a lo largo de la última semana.
Rueda había decidido meter presión pública con la amenaza de renuncia al malograr su estrategia en el armado de la lista de delegados de la CGT en el Consejo del Salario. De los 12 representantes cegetistas que hoy integran ese ámbito de discusión, Rueda buscó imponer cuatro nombres, el suyo incluido. Y dejar que Hugo Moyano y José Luis Lingeri, los otros dos integrantes de la conducción tripartita, se repartiesen los 8 restantes. Pero la gran mayoría le dio aire a Barrionuevo, cerebro de la reciente unidad de la CGT, para que también tuviera sus hombres, lo que le quitó capacidad de maniobra a Rueda.
En ese contexto, la mujer no avaló el listado que hoy negocia una mejora de salario para los trabajadores y se quedó sin silla en el Consejo de Salario. Lo que en principio fue una queja a puertas cerradas con el correr de los días se terminó haciendo pública. El lunes dijo que la unidad de la CGT “está rota” desde el mismo momento en que el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, no avaló una nota que no llevaba su firma. Y multiplicó sus quejas al entender que el ministro de Trabajo no respetaba la Ley de Cupo femenino.
El gesto diferenciador que, según presumía, le iba a significar una relación de fuerza a favor, le terminó jugando en contra. Ningún integrante de los “gordos” –los secretarios generales de las grandes corporaciones sindicales que hoy están representados por Rueda en la CGT– salió a respaldar a la mujer. Ni hablar de sus contendientes internos alineados con Moyano, quienes directamente se ocuparon de ventilar una supuesta complicidad entre su gremio, el de Sanidad, con las política de flexibilización menemista. Hasta en los pasillos del Ministerio de Trabajo se vislumbró cierta tensión, en este caso por una actitud que, entendían, amenazaba con embarrar las negociaciones en el Consejo del Salario.
El “caso Rueda” fue conversado en todos los niveles sindicales. Pero anteanoche su buscó poner punto final al asunto. Se conminó al jefe del gremio de Sanidad y una de las figuras más destacadas de los “gordos”, Carlos West Ocampo, a que pusiera “en caja” a la mujer. No entendían cómo a poco más de un mes de haber logrado unificar la CGT y a días de capitalizar un seguro aumento para los trabajadores, Rueda estuviera eclipsando todo con un conflicto interno.
Al parecer, la movida (algunos dicen que fue durante una reunión en el gremio de comercio, donde además se desarrolló un encuentro furtivo con empresarios para acordar los términos de una propuesta salarial) tuvo sus frutos: Rueda salió en público a desdecirse, como si nada hubiera ocurrido. Claro que a puertas cerradas las tensiones no se disiparon. A tal punto que ayer la mujer quedó afuera de la reunión donde la CGT avanzó con la propuesta que hoy llevará al Consejo del Salario.