El director gerente del Fondo Monetario Internacional, el español Rodrigo Rato, quien se encuentra de vista en Brasil, aconsejó ayer (ahora en su carácter de socio y no de acreedor) al presidente Lula que mantenga la política de ajuste fiscal, que profundice la autonomía del Banco Central, que lleve adelante las reformas laboral y tributaria y que suprima barreras arancelarias.

En el palacio presidencial de Planalto ante Lula y su ministro de Hacienda, Antonio Palloci, Rato celebró el pago de la deuda que Brasil tenía con el Fondo y aseguró que “Brasil dejó atrás un largo período de inestabilidad macroeconómica, no habrá más décadas perdidas, crisis de la deuda o megapaquetes”. Después agregó un pero y enumeró las medidas que debería tomar Brasil, algunas de ellas, como la independencia del Banco Central, la flexibilización laboral y el levantamiento de barreras arancelarias, que no cuentan con la simpatía de Lula.

Lula reconoció que “aún queda mucho por hacer”, pero evitó mencionar la cuestión de la autonomía del Banco Central. Mencionó, en cambio, “la promoción de inversiones en infraestructura, la creación de un ambiente de negocios más favorable y la simplificación de la estructura tributaria”. Y sobre las barreras arancelarias replicó que un comercio internacional verdaderamente libre supone ante todo “menores restricciones de acceso a los mercados de los países desarrollados, en particular para los productos agrícolas. Añadió que Brasil no cejará en sus esfuerzos hasta que “la realidad del libre comercio como trampolín del desarrollo se imponga al discurso del libre comercio como disfraz del proteccionismo selectivo que pospone ajustes inevitables para unos pocos”.

Para colmo, Rato auguró que en el 2006 Brasil crecerá menos de lo previsto por el gobierno: anunció que el crecimiento será de 4 por ciento, un punto menos que lo augurado por Palloci. Sin embargo, Brasil se mantiene como ejemplo para el Fondo, no así Argentina, según explicó Rato en el diario O Estado de Sao Paulo. “No es realista decir que los dos países llegan al mismo resultado (el pago de su deuda) por caminos diferentes, ya que Argentina declaró una moratoria en 2001, por lo que enfrenta un problema que Brasil ya no tiene, que es el de la integración a los mercados internacionales. Esas comparaciones son injustas, porque ignoran la tremenda crisis que vivió la sociedad argentina”, sentenció.