La coalición gobernante en Italia condenó las declaraciones antidemocráticas de Umberto Bossi y pidió al jefe de la oposición, Silvio Berlusconi, que lo desautorice. Bossi líder de la ultranacionalista Liga del Norte y aliado de Berlusconi, había amenazado esta semana con usar una “vía no democrática” si el electorado vota en contra de la reforma constitucional que da mayor poder a las regiones.

“Debería hacerse un llamado a los referentes de la Liga del Norte y a su jefe a que contribuyan para que las reglas democráticas y la sustancia de la democracia no sean puestas en discusión por nadie”, dijo el titular de la Cámara de Diputados, Fausto Bertinotti, aliado del primer ministro Romano Prodi. Por su parte, el vicepremier Francesco Rutelli dijo que está impresionado “por el tono de amenaza” acerca del referéndum. “Volvió ese liguismo que quiere dividir al país y exasperar los tonos, mientras Italia necesita de una profunda unidad para enfrentar los desafíos que le esperan”, señaló Rutelli.

La derecha respondió dividida. Mientras la Unión Demócrata Cristiana criticó a Bossi, Forza Italia lo defendió. “Bossi sólo lanzó una alarma que lamentablemente es real: si gana el ‘No’ a la reforma constitucional, la izquierda trabaría las reformas, lo cual produciría un daño irreparable para todo el país”, interpretó Sandro Bondi, vocero de Forza Italia. “Los dichos de Bossi son inaceptables, no sólo para la izquierda, sino también para nosotros”, se diferenció Lorenzo Cesa, secretario de la UDC.

La modificación constitucional, que se someterá a consulta popular el 25 y 26 de junio próximos, contempla la plena autonomía regional en materia de sanidad, turismo, energía, promoción exterior y sistema electoral. Varios analistas advirtieron que de triunfar esta propuesta, algunas regiones del próspero norte italiano podrían ampliar su tendencia secesionista e, incluso, sostener sus propios derechos ante las Naciones Unidas. Es lo que quiere obtener Bossi, al parecer, de cualquier manera.