Si hay una persona que hoy podría resultar la síntesis de la máxima felicidad, seguramente José Pekerman es un candidato de fierro. Es que el entrenador de la Selección Argentina disfrutó con una actuación inolvidable de su equipo en una Copa del Mundo, en la que se convirtió en la victoria más holgada, junto con el 6-0 a Perú de 1978. Pero, además, al técnico le salieron las circunstancias y las apuestas personales mejor de lo que podría haber supuesto en su pensamiento más optimista. Sostuvo a los jugadores que eligió, que le respondieron de la mejor manera; soportó sin inmutarse las presiones para que jugara Lionel Messi y se dio el lujo de llevarlo de a poco, tal como pregonó durante las últimas dos semanas. Y lo hizo debutar cuando no había necesidad, con el partido definido, como para reafirmar la batalla ganada. “Argentina tiene un gran plantel, en el que cualquiera puede estar presente”, comentó Pekerman, bajando el perfil, tal su estilo, pero con la certeza de que la firmeza de la decisión ya estaba tomada.

La apuesta de Pekerman era complicada. Un traspié sin la presencia de Messi hubiese generado críticas. Si ante un resultado adverso hubiese acudido al delantero de Barcelona, el técnico habría cometido una contradicción con respecto a lo que afirmó en los últimos días. Gracias a su convicción y al juego del equipo, pudo darle minutos de fútbol al jugador, en lo que significó una verdadera muestra de poder, ya que una lectura lógica indica que trató de mandar un mensaje, para adentro y para afuera: “Lo pongo cuando quiero, no es ningún salvador, no es imprescindible, está en la misma posición que cualquier otro jugador”. Además, ya consiguió bajarle la ansiedad al pibe, que se sacó de encima el debut y hasta convirtió su primer gol en un Mundial. “Siempre nos produce alegría que pueda jugar. Uno disfruta con él en la cancha”, señaló el entrenador.

Lo cierto es que Pekerman se la jugó por Saviola, y el ex delantero de River le devolvió la confianza con un nivel inesperado. Porque, más allá de los pedidos por Messi, los rendimientos de Saviola lo han transformado en uno de los mejores jugadores del torneo. Así que, ahora, el entrenador, feliz, tiene el gran dilema que pretende un DT: elegir en la abundancia. Tiene a Crespo inamovible, Saviola en gran nivel, Messi y Tevez a la espera. Con el equipo clasificado, habrá que ver qué resuelve para el encuentro ante Holanda, que definirá el primer o segundo lugar del grupo. Como Saviola y Crespo tienen una amarilla, una segunda amonestación los dejaría afuera de los octavos de final. Por eso, Pekerman podría optar por los hasta ahora suplentes. “Iremos pensando en lo que sea mejor para el equipo”, comentó el técnico, feliz porque ganó una batalla y tiene el dilema preferido de un entrenador.