El presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, calificó ayer de “paso adelante” la propuesta realizada por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania, para poner fin a la crisis nuclear. Pero no dijo cuándo responderá a la iniciativa ni de qué forma. “Hablando en general, la oferta es un paso adelante y he dado instrucciones a mis colaboradores para que la consideren cuidadosamente”, dijo. “Expondremos nuestra posición en el momento debido”, añadió el mandatario iraní en Shanghai, adonde acudió para participar como observador en la cumbre anual de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), que se celebró el jueves.

Irán está revisando la oferta de incentivos recibida este mes para que cancele su programa de enriquecimiento de uranio. Estados Unidos y Europa temen que tenga un programa clandestino de armamento nuclear bajo lo que asegura que es únicamente un desarrollo para uso pacífico. Europa ofreció a Irán acceso a tecnología nuclear, componentes de aviones y su inclusión en la Organización Mundial de Comercio (OMC) si pone fin a la producción de combustible atómico. Por su parte, Estados Unidos levantaría algunas sanciones comerciales.

Washington quiere que Teherán establezca su posición sobre el tema para la reunión que los miembros del G-8 mantendrán a mediados de julio en San Petersburgo, pero algunos analistas creen que Irán podría retrasar la respuesta hasta la reunión del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), en septiembre. Si rechaza la oferta, Occidente tendrá que decidir si opta por la imposición de sanciones, una vía a la que se oponen Pekín y Moscú.

Ahmadinejad volvió a insistir ayer en que Irán no busca dotarse de armas atómicas y lanzó un ataque verbal contra Estados Unidos. “Algunos países están creándose problemas de forma innecesaria”, dijo. “Si cambian de actitud, todo el mundo se sentirá mejor.” Y recordó cómo Washington arrojó al final de la Segunda Guerra Mundial bombas atómicas sobre Japón –que, según puntualizó, se encuentra “sólo a unos pocos cientos de kilómetros” de Shanghai–, convirtiéndose en el primer y único país en haber utilizado armas nucleares.

La presencia de Ahmadinejad en Shanghai atrajo la atención internacional, ya que se produjo en un momento crucial de las conversaciones para resolver el conflicto. El jueves se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, y ayer lo hizo con el chino, Hu Jintao. Durante el encuentro, Hu le urgió a que acepte la propuesta, pero también le dijo que comprendía sus preocupaciones –entre las cuales está el derecho a poseer energía nuclear de uso pacífico–, según la agencia oficial china Xinhua.

Mientras llega la solución, Ahmadinejad aprovechó su paso por la ciudad china para ganarse amigos. El jueves hizo una llamada a los líderes de los países de la OCS –Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán, Uzbekistán, Rusia y China– para que hagan frente común. “Rechacen las amenazas de las potencias dominantes de utilizar la fuerza e interferir en los asuntos internos de otros Estados”, exhortó el líder iraní, al tiempo que ofreció incrementar la cooperación energética con la región. Ahmadinejad ofreció organizar en su país una reunión de los ministros de energía de los Estados miembro (Irán tiene la segunda mayor reserva petrolífera del mundo) para analizar formas de cooperar en las áreas de exploración, explotación y transporte. El mandatario visitante sabía dónde soltaba el mensaje. Irán es el tercer mayor suministrador de petróleo a China, mientras que Rusia y la región de Asia central disponen también de ricos recursos energéticos.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.