Sábado, 22 de julio de 2006 | Hoy
EL MUNDO › POSITIVA REUNION ENTRE EVO MORALES Y BACHELET
Por Pablo Stefanoni
Desde La Paz
Las lecturas de la cumbre paralela que se desarrolló en Córdoba entre la chilena Michelle Bachelet y el boliviano Evo Morales siguió una regularidad que se verificó en las últimas reuniones bilaterales: de este lado de Los Andes se enfatizan los avances, mientras que del otro se pone el pie en el freno. Así, Bachelet parece protegerse de las críticas de la oposición mientras sigue avanzando con la hoja de ruta aprobada por los vicecancilleres de ambos países el martes pasado en La Paz.
“Tuvimos un diálogo con la agenda abierta, sin excluir ningún tema. A partir de esta reunión empieza el trabajo de los equipos”, declaró Morales al concluir el encuentro. “La palabra soberanía no existió por parte de ninguna de las dos delegaciones. Lo que hemos ratificado es el compromiso de avanzar en la agenda juntos, con la disposición a dialogar”, se atajó Bachelet. En la reunión de 40 minutos tampoco se habría hablado sobre la eventual venta de gas boliviano al país trasandino aunque sí se refirieron a proyectos energéticos compartidos, como los mineros, en la frontera común.
“Fue un muy buen encuentro, el problema es que Bachelet no puede hablar abiertamente de mar y soberanía en una reunión como ésta por las presiones que existen en Chile, pero por fuera del alcance de los medios las cosas van avanzando”, le dijo a Página/12 uno de los participantes en el encuentro. Y también desde el lado boliviano se apuesta por la discreción y el bajo perfil. Los pesimistas creen que no será el de Evo Morales el primero ni el último gobierno que se engolosina con la demanda marítima como bandera nacionalista y se estrella con la muralla chilena, aunque la crisis energética y las afinidades personales abren ahora algunas vías, no despreciables, de avance.
Un día antes de viajar a Córdoba, el mandatario boliviano declaró en una entrevista al diario chileno La Tercera que está “muy dispuesto” a venderle gas a Chile “si se resuelven los problemas históricos”. Es decir, la política de gas por mar votada en el referéndum de 2004 a instancias del entonces presidente Carlos Mesa. También un día antes de la minicumbre, como expresión de las dificultades luego del aumento del precio del gas argentino, diputados chilenos del oficialismo y la oposición coincidieron en un pedido al gobierno de su país para negociar directamente con Bolivia la cuestión energética. En este marco, los diputados bolivianos impulsan una liga interparlamentaria con legisladores de ambos países.
Esta semana, el gobierno socialdemócrata chileno ganó un aliado en su política de diálogo abierto con Bolivia: el ex contendiente derechista de Bachelet, Joaquín Lavín, viajó a La Paz en carácter de catedrático de la Universidad del Desarrollo junto con un numeroso grupo de alumnos. Aquí escuchó una clase con la “versión boliviana de la Guerra del Pacífico” (1879-1884) y dijo que “es obvio que el tema marítimo tiene que estar en la agenda de Chile y Bolivia porque cuando uno se sienta a dialogar con alguien, tiene que conversar de los temas que interesan a todos”. Con esta posición flexible, el ex presidenciable se alejó de sus compañeros de la derecha chilena. Sin embargo, esta declaración no alcanzó para que el presidente boliviano lo reciba. A pocas horas de abandonar La Paz, Lavín no había logrado llegar hasta el despacho de Morales en el Palacio Quemado.
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