Lunes, 11 de septiembre de 2006 | Hoy
EL MUNDO › MAS DE DIEZ MIL CHILENOS MARCHARON; HUBO DISTURBIOS AISLADOS
En su primer aniversario del golpe militar como presidenta, Michelle Bachelet intentó imprimirles un clima de reflexión a las conmemoraciones. Mientras el gobierno realizará un acto hoy, más de diez mil personas marcharon por las calles de Santiago ayer para recordar a los 3200 muertos y 1200 desaparecidos que dejó la larga dictadura de Augusto Pinochet. La manifestación hizo una de sus paradas en el Palacio de La Moneda, en donde padres y abuelos pudieron explicarles a sus hijos y nietos lo que sucedió hace 33 años, el 11 de septiembre de 1973. “Mira, hijo, ése es (Salvador) Allende, que luchó por lo que era justo”, le dijo un padre a su pequeño de cinco años que miraba atentamente el monumento del primer dirigente marxista que llegó a la presidencia por la vía electoral, en Chile y en el mundo.
La manifestación masiva fue convocada, como todos los años, por organizaciones de derechos humanos, agrupaciones sociales y partidos de izquierda. A pesar del mensaje pacífico de sus organizadores y de la fuerte seguridad policial que había desplegado el gobierno, la jornada quedó teñida por la violencia de no más de cien encapuchados que en dos oportunidades chocaron con los carabineros. Los enfrentamientos duraron casi dos horas en total y dejaron, según la policía, tres oficiales heridos y cerca de 30 personas detenidas. Primero, un grupo de encapuchados, presuntamente de un grupo anarquista, lanzó una bomba incendiaria y varias botellas con pintura contra el Palacio de La Moneda. Los ataques se extendieron a un banco, un local de comida y varias paradas de colectivos aledañas a la sede presidencial. Tras esos incidentes, la marcha continuó hasta el Cementerio General. Cerca de allí, un grupo de encapuchados volvió a enfrentarse con los carabineros, que los dispersaron con chorros de agua y gases lacrimógenos.
Exceptuando estos choques, la marcha fue ordenada y pacífica. Miles de personas caminaron con banderas rojas y pancartas en las que recordaban al ex presidencia Allende y a las víctimas de la dictadura pinochetista. La gruesa columna de manifestantes, compuesta por personas de todas las edades, comenzó en la céntrica Plaza de Los Héroes, paró en La Moneda, para luego partir hacia el Cementerio General. Allí realizó un acto final frente al monumento que recuerda a los detenidos desaparecidos y a los ejecutados políticos por el régimen de facto.
Tras el paso de la columna por el costado de la sede presidencial, cientos de claveles rojos adornaban la puerta del número 80 de la calle Morandé, por donde los militares sacaron el cadáver del presidente ese martes 11 de septiembre. También colocaron un lienzo con fotografías de algunos de los desaparecidos junto a la puerta del palacio presidencial. “Yo vengo hace años a la marcha. Es un rito necesario”, explicó una de las mujeres mientras miraba el edificio, en el que Allende resistió sus últimas horas, junto con un grupo de escoltas y de compañeros.
La marcha de ayer en Santiago tuvo como objetivo no sólo recordar los horrores de la dictadura dirigida por Pinochet, sino también honrar a Allende. “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.” Esta fue la última frase que pronunció el mandatario esa mañana, antes de que la radio que lo transmitía fuera bombardeada. Ayer, miles de chilenos intentaron hacer realidad ese sueño.
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