Sábado, 31 de marzo de 2007 | Hoy
EL MUNDO › CUATROCIENTOS MUERTOS EN SETENTA Y DOS HORAS
Más de 400 personas murieron en tres días en Irak, en una serie de atentados contra la comunidad chiíta, seguidos por represalias contra los sunnitas. El último balance del doble atentado suicida que devastó el jueves un mercado popular de Bagdad es de 82 muertos y 138 heridos, entre los cuales había numerosos mujeres y niños, según el último recuento obtenido ayer en los hospitales. Ayer, helicópteros estadounidenses bombardearon feudos de insurgencia sunnita al norte de Bagdad.
Se trata del atentado más mortífero en Bagdad después de la aplicación del nuevo plan de seguridad para la capital iraquí, el 14 de febrero, en el marco del cual están desplegados más de 80.000 soldados norteamericanos y policías. Desde el martes, unas 400 personas perdieron la vida en Irak, de las cuales al menos 155 en Tal Afar (norte), en un atentado antichiíta seguido de una masacre de sunnitas en represalia. Ayer, al menos 23 cuerpos fueron encontrados en Mosul, la tercera ciudad del país, a 370 km al norte de Bagdad. El jueves se habían hallado 25 cadáveres en Bagdad.
Helicópteros estadounidenses bombardearon ayer supuestos feudos de la insurgencia sunnita localizados en distintos puntos al norte de Bagdad, causando veinte víctimas, entre muertos y heridos, según fuentes policiales.
La fuente explicó que los bombardeos tuvieron lugar en zonas situadas entre las provincias de Bagdad y Diyala, especialmente en los municipios de Shaura y Al Yadida, unos 40 kilómetros al nordeste de la capital, uno de los feudos más importantes de los rebeldes sunnitas. El jueves, 47 personas murieron en una cadena de atentados con coche-bomba en Jalis, una de las principales ciudades de la provincia de Diyala, próxima al lugar donde ayer se han producido los bombardeos.
Por otro lado, un soldado de EE.UU. murió el jueves y otro resultó herido en una carretera en el sur de Bagdad, cuando un artefacto colocado en una carretera estalló al paso del vehículo en el que viajaban los soldados que desarrollaban una misión dentro del plan de seguridad para Bagdad que ha entrado en su segundo mes de vigencia. Con estas muertes ya son 3245 los soldados estadounidenses fallecidos en Irak desde el inicio de la invasión, en marzo de 2003.
Dos kamikazes con chaquetas llenas de explosivos se hicieron estallar en medio del mercado de Al Chaab, un barrio chiíta del nordeste de Bagdad, cerca del bastión radical chiíta de Ciudad Sadr, cuando los habitantes hacían sus compras antes del fin de semana que comenzó ayer.
Por su parte, el teniente general Kevin Kiley, el oficial de mayor rango involucrado en un escándalo en el Centro Médico Walter Reed, renunció ayer a su cargo como director de Salud del ejército de Estados Unidos. Kiley quedó en el ojo de la tormenta luego de que se revelara que los soldados heridos son alojados en muy malas condiciones en el Walter Reed, un importante hospital militar en Washington, mientras se recuperan.
El influyente líder religioso chiíta iraquí Muqtada al Sadr culpó ayer a Estados Unidos por la violencia que se vive en Irak y convocó a una manifestación para el 9 de abril, en rechazo a la ocupación. “Hago un nuevo llamamiento al ocupante (Estados Unidos) para que abandone nuestra tierra”, declaró el clérigo, quien agregó que la salida “supondrá estabilidad para Irak, victoria para el Islam y paz, así como una derrota para el terrorismo y los infieles”. Al Sadr no emitía comunicados desde hace quince días, cuando llamó a “resistir pacíficamente” a las tropas internacionales en suelo iraquí.
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