EL MUNDO › EL KREMLIN PIDIO LA EXTRADICION DE BEREZOVSKI

Habrá más marchas anti-Putin

La tensión política no cede en Rusia. El dirigente opositor y ex campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov anunció ayer que se están preparando nuevas protestas contra el gobierno ruso. La imagen de Kasparov dio la vuelta al mundo este fin de semana al ser arrestado por la policía antimotín en el centro de Moscú, mientras lideraba una manifestación para denunciar el creciente autoritarismo que, según su movimiento ciudadano, está ejerciendo el presidente Vladimir Putin. Al mismo tiempo, el gobierno ruso aprovechó la convulsión política para pedirle a Gran Bretaña la extradición de uno de los principales detractores del régimen moscovita, el magnate Boris Berezovski. Desde Londres, donde se autoexilió hace ya varios años, el multimillonario había advertido que está preparando y financiando un golpe para derrocar a Putin.

La prensa extranjera no dejaba de preguntarse este fin de semana por qué el gobierno de Putin estaba tan empeñado en reprimir cualquier movimiento disidente. A diferencia de lo que se puede imaginar, la popularidad del presidente es muy alta entre los rusos. Una encuesta del Centro Levada la situaba, el mes pasado, en un 64 por ciento, casi diez puntos más que a fines de 2006. Además, la gran riqueza energética de Rusia está jugando a favor de la estabilidad del gobierno de Putin. En el interior del país, el Kremlin puede solucionar cualquier problema social con petrodólares sin tener que tomarse el trabajo de realizar reformas estructurales. Y en el exterior, Putin goza del apoyo de la mayoría de los líderes europeos, para los que la cooperación y el comercio con Moscú es muy importante.

Sin embargo, el Kremlin, cooptado por la ex cúpula de la inteligencia rusa, se niega a escuchar la más mínima crítica. Por eso, el sábado reprimió brutalmente una movilización en las calles centrales de la capital y el domingo hizo lo mismo en San Petersburgo, dejando un saldo de cientos de detenidos, entre ellos Kasparov. La Casa Blanca y la Unión Europea cuestionaron la detención de los manifestantes y advirtieron sobre posibles excesos en el uso de la fuerza. “Nos parece intolerable que los periodistas hayan sido detenidos, una práctica inaceptable que afecta la libertad de prensa”, aseguró la vocera de la Casa Blanca Dana Perino. Desde Estrasburgo, el Consejo de Europa también repudió la represión. “Condenamos esta desproporcionada exhibición de violencia”, señaló el presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, René van der Linden.

Kasparov y su movimiento, La Otra Rusia, ya adelantaron que continuarán con las marchas, que ya cuentan cuatro en los últimos dos meses. “Las protestas callejeras son el único medio todavía permitido por la ley para presionar al poder del Estado”, aseguró el ex campeón de ajedrez. Lo más probable es que el Kremlin las vuelva a prohibir y que vuelva a enviar a la policía antimotín para reprimirlas. El propio fiscal general ruso, Yuri Tchaika, legitimó la acción policial ayer al asegurar que las fuerzas de seguridad no violaron la ley.

Tchaika también explicó que el gobierno de Putin inició ayer el proceso de extradición contra el magnate ruso Berezovski. Según el fiscal, Moscú quiere llamar la atención de Londres para que empiece a limitar la conducta del opositor, que el fin de semana pasado le dijo a la prensa británica que estaba preparando un golpe contra Putin. La enemistad entre Berezovski y Putin no es nueva. El magnate era un amigo y aliado del espía ruso Alexandre Litvinenko, que se ganó fama mundial luego de ser envenenado de forma muy extraña. Tanto Litvinenko como Berezovski, férreos críticos de Putin, acusaron directamente al presidente ruso de estar detrás del envenenamiento.

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