La policía chilena detuvo ayer al prófugo general retirado Raúl Iturriaga Neumann, responsable de los operativos represivos internacionales de la dictadura del general Augusto Pinochet. La caída del ex jefe de la policía secreta chilena (DINA), condenado a prisión por el crimen de un estudiante, ocurre casi dos meses después de que llamara a otros represores a rebelarse contra la justicia y seguir su ejemplo. En tanto, sectores del gobierno chileno y los organismos de derechos humanos aplaudieron su captura, mientras que un alto mando retirado del ejército también la apoyó, pero pidió amnistía para militares procesados apelando a la teoría de los dos demonios. Aunque Neumann podría salir en libertad al cumplir la mitad de su condena, su presunta responsabilidad en la muerte del general Prats se lo impediría.

Desde mediados de junio Iturriaga, el hombre más buscado de Chile, estaba prófugo, luego de no presentarse en el Penal Cordillera en la comuna de Peñalolén para cumplir su condena a cinco años de prisión por el secuestro y desaparición del estudiante Dagoberto San Martín, perteneciente al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Pero ayer el ex general fue detenido sin resistencia en un departamento de Viña del Mar, a 120 kilómetros de la capital. Neumann, conocido por el alias de Don Elías, también está procesado por el crimen del ex jefe comandante en jefe del Ejército Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires y se le imputan otros atentados cometidos en Italia y Argentina contra exiliados chilenos.

El gobierno, la Corte Suprema y organismos humanitarios saludaron la captura del ex jefe de la DINA, que tras su fuga despertó preocupación ante el masivo apoyo que este recibió de ex generales opuestos a los juicios por la verdad. “Es una buena noticia, porque los criminales tienen que estar detrás de las cárceles”, señaló el vocero del Ejecutivo, Ricardo Lagos Weber. Por su parte, el abogado de derechos humanos Nelson Caucoto sostuvo que la detención da “tranquilidad a la sociedad” y llamó a investigar la eventual red de protección que operó en el caso. Por otra parte, un camarada de armas de Iturriaga que apoyó inicialmente sus actos, ayer admitió que su captura era una buena noticia. “Es para mejor, porque no hubo nada que lamentar”, dijo el titular del Centro de Generales del Ejército en Retiro, Juan Toro. Sin embargo, el ex uniformado abogó por una amnistía para los cientos de militares procesados por crímenes de lesa humanidad, entre los que se encuentran los más altos jefes de los aparatos de inteligencia de la época. “Eso ha ocurrido con una gran cantidad de personas del otro lado”, añadió. En junio, tras la fuga de Neumann algunos sectores castrenses se enfrentaron en las calles con familiares de desaparecidos.

Si bien Uturriaga podría salir en libertad al cumplir la mitad de su sentencia, probablemente deberá seguir preso porque sería igualmente condenado en el caso Prats. Además, tiene otros procesamientos como ex jefe de la Brigada Purén, causas en las que también recibiría penas de presidio. Durante la dictadura, más de tres mil chilenos fueron ejecutados o desaparecidos por agentes del Estado. Otros 50.000 fueron torturados, según informes oficiales emitidos en democracia.