Miércoles, 24 de octubre de 2007 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTA CON LA EX PREMIER PAQUISTANI BENAZIR BHUTTO
Exige que una comisión independiente investigue el ataque que mató a 140 personas a su regreso, tras ocho años de exilio.
Por Georgina Higueras *
desde Karachi
En su casa de Karachi, en una salita presidida por un retrato a carbonilla de Asif Zardari –su marido–, Benazir Bhutto, de 54 años, recibió a varios medios occidentales, mientras en el jardín se congregaban un centenar de mujeres, incluidas algunas viudas y familiares de los 143 muertos en el atentado del jueves pasado. Bhutto las invitó a rezar con ella por los “inocentes que pagaron con su vida por defender la democracia en Pakistán”.
–Después de esta matanza, ¿va a seguir encabezando caravanas de seguidores?
–Hemos de modificar la forma de hacer campaña, pero no vamos a dejar de tener contacto con el pueblo. Los militares están en contra porque no están interesados en que los moderados lleguemos al poder.
–¿No piensa que fue un error reunir a tanta gente en la calle sin medidas de seguridad?
–No fue una falla de seguridad, fue un sabotaje. Alguien dejó la calle a oscuras para que los encargados de la seguridad no vieran al suicida con 15 kilos de explosivos ni al coche del que salió. Las autoridades locales dieron cobertura a los asesinos.
–¿Quién intentó matarla?
–Los extremistas que están en contra de la democracia. Quiero una investigación internacional del atentado, una comisión independiente con expertos antiterroristas internacionales. No estoy satisfecha con la comisión formada por el gobierno. El funcionario que la encabeza, Mansul Mogol, es uno de los policías del centro en el que mi marido fue brutalmente torturado y casi se muere, en 1999. No creo que ése sea el hombre que deba dirigir una investigación sobre un intento de eliminarme.
–¿Ha pedido ayuda a algún país en concreto?
–He hablado con diplomáticos de distintos países que podrían enviar a sus expertos en terrorismo, pero esta cuestión se resuelve entre Estados; es el gobierno paquistaní el que debe invitarlos y todavía no ha aceptado mi petición.
–Tres días después de que más de 300 personas resultaran heridas en el atentado, ha visitado a varias de las hospitalizadas. ¿Cómo se siente?
–Estoy agotada por todo lo sucedido, pero verlos en esas condiciones me ha vuelto a dar energía. Yo siempre digo que es el pueblo el que me da ánimo.
–El ex primer ministro Nawaz Sharif, su principal rival político, fue deportado nada más aterrizar en Islamabad el mes pasado. ¿Puede haber unas elecciones libres sin su vuelta a Pakistán?
–Estoy a favor de que en las elecciones participen todos los dirigentes políticos, incluidos los encarcelados y los que residen en otros países, pero el caso de Sharif es más complicado, porque envuelve a Arabia Saudita y porque se cambió su condena a la cárcel por exiliarse en ese país.
–El Tribunal Supremo ha congelado la amnistía por delitos de corrupción que le ha concedido el presidente, Pervez Musharraf. ¿Qué opina?
–Los cargos son políticos y parece cuanto menos discriminatorio que el Supremo se callara sobre el perdón concedido a Abdul Qadir Jan (el padre de la bomba atómica paquistaní, que supuestamente dio información a Libia y Corea del Norte) y quiera pronunciarse sobre mi caso.
–¿Sigue abierto su proceso en Suiza por lavado de dinero?
–Nunca se probó nada contra mí. Soy inocente.
–¿Por qué hay tanta violencia en Pakistán?
–Porque ciertos elementos infiltrados en la administración quieren establecer una teocracia y luchan por extender su influencia. El problema del terrorismo procede de la década de los ochenta, cuando por combatir el comunismo se encumbró a los yihadistas afganos. Necesitamos una administración neutral para frenar el terrorismo.
–Musharraf se comprometió a garantizar su seguridad y a poco la matan.
–Hay muchos infiltrados en el gobierno que no quieren que el PPP gane las elecciones. Por eso, los agentes que me protejan deberán ser funcionarios en los que yo confíe.
–¿Cree que Osama bin Laden está refugiado en Pakistán?
–Eso es lo que dicen el presidente Musharraf y el presidente afgano, Karzai. Ellos son los que saben.
–¿Permanecerá en Pakistán hasta las elecciones de enero?
–Tengo que ir a ver a mis hijos (a Dubai) y atender varias conferencias internacionales, pero la mayoría del tiempo lo pasaré en Pakistán.
–¿Está en contacto con su marido?
–Sí, nos hablamos dos veces por día. Está en Nueva York por una dolencia y quiere seguir allí curándose, pero yo le he dicho que tiene que volver para estar con los niños.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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