El Partido Popular (PP) intentó bajarle ayer el tono a la polémica mediática entre el rey Juan Carlos, la presidenta de la Comunidad de Madrid y una dirigente opositora en alza, Esperanza Aguirre, y la Iglesia Católica. “Todos los que amamos a España estamos con el rey”, les dijo a los medios españoles Aguirre, intentando descartar cualquier confrontación entre ella o el partido y la monarquía. Según trascendió en la prensa, la dirigente le habría pedido al rey que tuviera “un trato más humano” con uno de sus principales detractores, el periodista Jiménez Losanto, quien desde hace años demanda la abdicación real desde su programa en la radio de la Conferencia Episcopal. Ayer Losanto aprovechó su inusual protagonismo y dijo que todo el incidente es una pantalla creada por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.

Ayer La Moncloa se mantuvo en silencio. Ninguna figura del gobierno nacional se refirió al supuesto cruce entre la dirigente del PP y el rey, aunque muchos de los analistas españoles sostenían que, en realidad, todo el incidente era un ataque indirecto al Partido Socialista Español (PSOE). A menos de un año de las elecciones generales en las que Zapatero se perfila como favorito, la derecha estaría aprovechando las recientes manifestaciones de los independentistas radicales para instalar un clima antimonárquico en el país, afectando la imagen del rey Juan Carlos, una figura a la que consideran afín a Zapatero y a los socialistas.

El periodista que está detrás de todo este presunto enfrentamiento dio vuelta ayer esta interpretación y sostuvo que la supuesta tensión sólo beneficia al gobierno. “Se trata de una cortina de humo para desviar la atención sobre los problemas reales”, sentenció Losanto. El férreo crítico de Zapatero se habría ganado la enemistad de la corona después de pedir, en reiteradas ocasiones, la abdicación del rey.

La situación se complicó aún más porque Losanto utilizó su programa en la radio de la Conferencia Episcopal española para atacar a la familia real. Según la conversación que difundieron los medios españoles, el rey se habría quejado de esto con el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio Rouco Varela. La Iglesia Católica, sin embargo, todavía no ha acusado recibo de su presunta participación en todo el incidente.

Los que sí salieron aprovechar la atención mediática fueron los del PP. La misma Aguirre dejó deslizar ayer una crítica a los sectores cercanos al rey –y en consecuencia, al socialismo– al afirmar que “a diferencia de otros” ella no comenta sobre sus conversaciones con su majestad. En tanto que el líder del partido, Mariano Rajoy, tildó de “grave irresponsabilidad” la divulgación de la discusión privada entre un dirigente político y el monarca.

Mientras el tema crecía en los medios, todos recordaban las masivas manifestaciones de jóvenes independentistas del mes pasado. Las imágenes de cientos de españoles quemando fotos del rey sorprendió al país y encendió un todavía incipiente debate nacional sobre la conveniencia o no de mantener el régimen monárquico. Según las encuestas, los españoles, en su gran mayoría, siguen eligiendo a la familia real.