Un comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán amenazó ayer a Estados Unidos e Israel con comandos suicidas en el golfo Pérsico en caso de un ataque militar contra su país. La Guardia Revolucionaria es el ejército ideológico del régimen iraní, y los bassidjis, los milicianos islamistas, serían los encargados de lanzar las operaciones suicidas. Esto sucede en el marco de una creciente tensión por parte de Estados Unidos, que insiste en que Irán debe detener su programa de enriquecimiento de uranio.

“Si los enemigos cometen la grave estupidez de poner en práctica sus amenazas militares contra Irán, entonces utilizaremos, además de nuestros medios logísticos, tácticas de martirio”, dijo el general Ali Fadavi, segundo de la Armada de la Guardia Revolucionaria. El general dijo que Irán ganó suficiente experiencia en la guerra contra Irak (1980-1988) “y uno de los secretos de nuestro éxito entonces fue la cultura del sacrificio”. “Cada bassidji puede, como el mártir Fahmideh, cumplir grandes actos. La región del golfo Pérsico y del estrecho de Ormuz es tal, que incluso una pequeña operación puede tener grandes consecuencias”, agregó. La Guardia Revolucionaria cuenta con más de 120.000 unidades e Irán afirma tener millones de voluntarios dispuestos a prestar servicio militar en caso de una agresión a Irán.

Mohamad Hosein Fahmideh se hizo célebre al hacer estallar, con sólo 13 años, la bomba que transportaba contra un tanque iraquí en Jorramchahr, una ciudad del suroeste de Irán ocupada por el ejército iraquí durante la guerra entre Irán e Irak (1980-1988). Hace un mes, el cuerpo de los “bassidjis”, que cuenta con unos 10 millones de miembros, fue puesto bajo el mando directo del general Mohamad Ali Jafari, jefe de la Guardia Revolucionaria. A pesar de que altos funcionarios iraníes no creen que Estados Unidos o Israel vayan a atacar las instalaciones nucleares de Irán, ya advirtieron con duras respuestas si ese eventual ataque tiene lugar.

Estados Unidos impuso el jueves nuevas sanciones a los Guardias de la Revolución, acusados de contribuir a la proliferación de armas de destrucción masiva, y a su unidad de élite Al Qods, acusada de apoyar el terrorismo. Además, Washington congeló las cuentas que en Estados Unidos tienen las veinte empresas controladas por la Guardia Revolucionaria iraní, al tiempo que comenzó a presionar a todos los bancos del mundo para que no acepten negociar con éstas. Esta sanción generó el rechazo de Rusia y China.

El ministro francés de Defensa, Hervé Morin, contradijo ayer al director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AI-EA), Mohammed El Baradei, quien afirmó el domingo que no disponía de ninguna prueba sobre la naturaleza militar del programa nuclear iraní. “Nuestras informaciones, corroboradas por los de otros países, nos dan la impresión contraria”, declaró Morin en una conferencia de prensa en Abu Dhabi tras una breve visita a los Emiratos Arabes Unidos. En una entrevista el domingo a la cadena de televisión CNN, Baradei afirmó que no “recibió ninguna información sobre un programa nuclear militar concreto y en actividad actualmente” en Irán. “Si Baradei tiene razón, no hay motivo para que Irán no autorice a la AIEA a efectuar controles” de sus instalaciones nucleares, añadió Morin. Si el programa nuclear iraní es sólo con fines civiles, “no hay razón para impedir esos controles”, dijo el ministro francés.

También el gobierno de Estados Unidos insistió ayer en que Irán intenta construir armas de destrucción masiva, a pesar de que la AIEA haya anunciado que carece de evidencia concreta sobre un programa de armamento iraní.