Miércoles, 20 de febrero de 2008 | Hoy
El presidente norteamericano se congratuló por la noticia sobre Fidel Castro. Los precandidatos a sucederlo, demócratas y republicanos, no hablan de levantar el bloqueo contra la isla.
Aunque la retirada de Fidel Castro de su candidatura a la presidencia de Cuba entusiasmó al gobierno y a los dirigentes políticos de Estados Unidos, para ellos no fue suficiente. Por eso, el presidente norteamericano George W. Bush y los precandidatos a la Casa Blanca, agazapados y expectantes desde que el líder revolucionario se enfermara en el 2006, exigieron ayer una transición política en la isla. “La comunidad internacional debería trabajar con el pueblo cubano para comenzar a construir instituciones que son necesarias para la democracia, no ese sistema que los hermanos Castro vinieron imponiendo”, afirmó Bush desde Ruanda. Mientras que la mayoría de los líderes norteamericanos rechaza levantar el largo embargo sobre Cuba, el senador Barack Obama fue el único que propuso flexibilizarlo a cambio de reformas en la isla.
Aunque estaba de gira en Africa, el mandatario más denostado por Castro no perdió oportunidad para trazar planes sobre el futuro de la isla, luego de que ayer el líder cubano anunciara que no aceptará el cargo de presidente del Consejo de Estado y comandante en jefe. “La renuncia de Castro debe ser el comienzo de la transición democrática en Cuba. Eventualmente esta transición debería conducir a unas elecciones libres y justas”, señaló Bush, una semana antes de que se lleven a cabo las elecciones en el Parlamento cubano para elegir el Consejo. “Lo importante no es lo que significa para mí, sino lo que significa para los propios cubanos”, sostuvo.
Luego, Bush se animó a delinear algunas de las medidas que Cuba debería tomar. “El primer paso es que todos los presos políticos que hay en Cuba sean puestos inmediatamente en libertad. Hablé con mucha gente que fue a la cárcel sólo por hablar y eso debe terminar”, añadió. En momentos que el gobierno cubano critica el financiamiento millonario de Estados Unidos a la oposición en la isla, el presidente norteamericano prometió que va a ayudar a los “hermanos” cubanos.
Sin embargo, fue el número dos del Departamento de Estado norteamericano, John Negroponte, quien se encargó de dejar en claro que, pese al alejamiento de Castro, Estados Unidos no piensa por ahora levantar el embargo que mantiene desde hace 48 años contra la isla y que representa la piedra angular de su política contra Cuba. “No puedo imaginar que eso vaya a ocurrir en algún momento cercano”, dijo el subsecretario de Estado.
En tanto, republicanos y demócratas, que ahora disputan elecciones dentro de sus partidos, coincidieron ayer en el papel que debe jugar Washington en la era post Castro. Luego de que Fidel escribiera cuatro reflexiones dedicadas a rebatir acusaciones del candidato republicano John McCain contra Cuba, el ex veterano de Vietnam volvió a la carga. “Estados Unidos puede y debe ayudar a acelerar el despertar de la libertad en Cuba”, señaló. “Por esto debemos presionar al gobierno cubano para que libere a todos los prisioneros políticos sin condiciones, legalice todos los partidos políticos, los sindicatos, la prensa libre y ponga fecha a unas elecciones que sean observadas por la comunidad internacional”, agregó. Hace poco, el senador por Arizona recibió el apoyo de los principales representantes de la oposición cubana en Florida.
En medio de las primarias, en las que el voto latino es un factor de peso, la precandidata presidencial Hillary Clinton también exigió un cambio en la isla. “Quiero decirle al nuevo liderazgo que Estados Unidos está listo para acercarse a ustedes si ustedes avanzan hacia la senda de la democracia, con reformas reales, sustanciales”, dijo la senadora por Nueva York. “Como presidente, comprometeré a nuestros socios en América latina y Europa que tienen un gran interés en ver una transición pacífica hacia la democracia en Cuba”, señaló.
Por su parte, Obama se mostró insatisfecho con la noticia, aunque fue el único en referirse, además de Negroponte, al embargo económico y comercial impulsado por Washington. “La salida de Fidel Castro es un primer paso esencial, aunque tristemente insuficiente para devolver la libertad a Cuba. Debería marcar el fin de una era oscura en la historia de Cuba”, manifestó en una declaración. “Si los dirigentes cubanos comienzan a iniciar en Cuba un cambio significativo, Estados Unidos debe prepararse para empezar a dar pasos a fin de normalizar las relaciones y flexibilizar el embargo de los últimos 50 años”, explicó. Aunque durante la campaña se mostró dispuesto a reunirse con los gobernantes de Cuba y Venezuela en caso de ser presidente, ayer Obama prefirió no hablar del tema.
En Miami, donde reside una comunidad importante de cubanos anticastristas, los habitantes de la Pequeña Habana festejaron con banderas la retirada de Fidel, aunque con menos alharaca que dos años atrás, cuando el líder cubano enfermó y casi fallece.
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