Es un golpe muy fuerte para las FARC la muerte de su líder. Me recuerda un hecho similar que sucedió años atrás, cuando los medios anunciaron la muerte del jefe de la guerrilla ELN, Manuel Pérez, y especulaban con la desaparición del grupo. Pasó una década y el ELN siguió adelante. Es probable que con las FARC suceda lo mismo. Los rebeldes vienen renovando cuadros y poseen un secretariado desde donde se toman las decisiones en conjunto. La visión triunfalista del gobierno colombiano que anticipa el fin de la guerrilla es ilegítima cuando 64 legisladores están procesados por la Corte Suprema, 27 de ellos están presos –incluido el primo hermano del presidente Alvaro Uribe– y es posible que ahora vaya a la cárcel el hermano del jefe de Estado. En una guerra siempre se trata de mostrar un enemigo destruido. Mientras, el pueblo sigue resistiendo un conflicto que no es sólo armado: la desigualdad social afecta a casi la mitad del país.

* Coordinador en la Argentina del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) de Colombia.