El presidente colombiano, Alvaro Uribe, salió a defender a su hermano y a defenestrar a todos los que lo acusaron de haber liderado un bloque paramilitar. “Yo confío en que el pueblo colombiano tiene talento. En esto de mi hermano, lo que me llama a mí la atención es la capacidad de los criminales de penetrar a la sociedad”, sentenció el mandatario en una entrevista con el canal de televisión local, RCN. Con nombre y apellido atacó al Premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel y a los dos medios que publicaron la denuncia contra su hermano, entre ellos Página/12.

“Los criminales tienen la capacidad de convertir en idiota útil a un Premio Nobel de la Paz, tienen la capacidad de convertir en idiota útil a un sacerdote y tienen capacidad de penetrar un periódico serio como The Washington Post”, se quejó Uribe ante las preguntas del periodista colombiano. El mandatario ni intentó desmentir la versión del mayor retirado de la policía Juan Carlos Meneses, el hombre que señaló a su hermano como el líder de uno de los bloques paramilitares de su Antioquia natal, Los 12 Apóstoles, en los años ’90.

Para Uribe, tanto Pérez Esquivel como el cura jesuita colombiano Javier Giraldo –amenazado de muerte por los paramilitares– como los diarios Página/12 y Washington Post fueron engañados por un criminal. Sin embargo, el relato de Meneses, un policía de 42 años retirado desde 2004, también había sido legitimado por las propias Naciones Unidas. Su agencia para refugiados, la Acnur, le había concedido asilo político en la vecina Venezuela por considerar que su testimonio contra el hermano del presidente Uribe lo ponía en peligro dentro de las fronteras colombianas.

El único funcionario que no concentró todas sus energías en desprestigiar la denuncia fue el jefe de la Policía Nacional, Oscar Naranjo, un hombre hasta ahora leal a Uribe. El martes informó que tomó declaración al teniente coronel retirado de la policía Pedro Manuel Benavides, uno de los nombres mencionados por el denunciante. El coronel dijo que el testimonio de Meneses había sido pagado por los narcos.