El primer ministro ruso, Vladimir Putin, cerró su visita a China ayer con una reunión con el presidente chino Hu Jintao, donde consiguió acuerdos económicos por 7000 millones de dólares. El primer ministro ruso se refirió a la crisis de deuda soberana en países occidentales, subrayando que la Unión Europea es capaz de salir de esa situación. “Es más un asunto político que un problema económico”, afirmó. Sin embargo, dijo que China, Rusia y otras potencias emergentes agrupadas en el bloque Brics no pueden aportar mucho en la búsqueda de una salida al problema europeo. Al mismo tiempo, lanzó duras críticas a la economía estadounidense, asegurando que ese país parasita la economía mundial a través del monopolio del dólar. China es el principal socio comercial de Rusia desde 2010, y el primer país que visita Putin tras anunciar de que aspira a regresar a la presidencia del país en 2012, algo que de confirmarse podría cambiar la actual órbita europeísta de la política exterior rusa y trasladarla a Asia-Pacífico, según los analistas. El viaje también sirve para reactivar las relaciones entre las dos potencias, que se han enfriado en los últimos años por la progresiva reducción de la dependencia china en la energía y el armamento militar ruso. Putin subrayó que Rusia desea impulsar la cooperación bilateral con China en terrenos como la energía, la aviación o la exploración espacial, y ambos coincidieron en que los esfuerzos conjuntos les han ayudado a evitar influencias negativas de la crisis financiera global. Sin embargo, no se lograron avances significativos en las largas negociaciones para la venta de gas natural ruso a China. “El nuevo acercamiento entre Moscú y Beijing que ha buscado Putin con este viaje podría lograr que Rusia se muestre más solidaria con China cuando ésta tenga problemas en la escena global”, dijo el experto en asuntos rusos Tian Chunsheng.