EL MUNDO › COMO ES LA MANIPULACION DETRAS DE LOS DEBATES
Intrigas en el “Spin Alley”
Por J. M. C. *
Desde Miami
- 8.30 de la noche del jueves: El debate no ha empezado aún y ya los equipos de Bush y Kerry envían sus emisarios a sembrar entre los periodistas la semilla del spin, la visión partidista y manipuladora que dice a los cuatro vientos: “¡Mi candidato es mucho mejor que el otro!”.
- 9.25: El debate no tiene aún media hora, y la eficaz infraestructura republicana ya hace circular la primera hoja multicolor con citas de lo que pintan como barbaridades recién dichas por Kerry. Habrá siete hojas más en hora y media.
- 10.35: El debate no ha hecho nada más que acabar cuando el complejo en el que trabaja la prensa entra en ebullición: bienvenidos a Spin Alley (el callejón de las interpretaciones), una denominación irónica que ya tiene nombre oficial, la gran pista de circo en la que cientos de periodistas asedian y son asediados por decenas de políticos, que dan rienda suelta al spin. Para llamar la atención, cada uno lleva detrás al ayudante con un cartel en el que se lee su nombre. Karl Rove, el cerebro político de Bush, madruga. “¿Ha sido uno de los peores debates del presidente?” “No, uno de los mejores, se lo digo yo, que he estado en todos.” “¿En serio?” “Claro. Se concentró en su mensaje, sabe lo que quiere. Demostró que tiene principios, y Kerry no, Kerry ha demostrado que tiene notables contradicciones.”
Pero los demócratas han salido en tropel. El enérgico Terry McAuliffe, presidente del partido, hace spin con gran eficacia: habla a la vez a siete periodistas y a un teléfono móvil: “¡La gente ha podido ver a un auténtico líder! ¡Kerry ha ganado por goleada!”. Ted Devine, asesor del demócrata, levita: “¡Los americanos han visto esta noche a su próximo presidente, y su nombre es John Kerry!”. Richard Holbrooke, que aspira a ser secretario de Estado en una Casa Blanca demócrata: “Se ha demostrado que Kerry tiene un plan para Irak, y que, Bush, si gana, seguirá haciendo lo mismo otros cuatro años”. Los maestros del spin pasan de una televisión a otra y en el camino siguen hablando. Los menos conocidos o los que no interesan pasean solos, con su ayudante y su cartel, una deprimente visión en medio del ordenado caos: ¿cómo es que nadie me hace preguntas?, piensan, entre ansiosos y desolados. Los periodistas le hacen cosquillas al equipo de Bush: el presidente parecía cansado, se enojó, hacía muchas pausas. “Eran pausas para dar un mayor efecto”, quiere convencer Rove. “¡Pero si habló con pasión!”, jura el asesor Ken Mehlman. “¡Estuvo magnífico!”, asegura la congresista cubanoamericana Ileana Ros-Lehtinem. Defendiendo a la familia y atendiendo a los medios hispanos, George P. Bush celebra la intervención de su tío y dice que “en estos debates no se puede hablar de ganar o perder”.
Pero los pesos pesados demócratas se imponen: “Creo que Kerry lo ha hecho muy bien y que ganará las elecciones”, asegura el general retirado Wesley Clark. “Kerry va a atrapar a Bush en los sondeos”, afirma Joe Lockhart, el hombre que Clinton envió para ayudar a Kerry, excedido de peso y con la corbata ya aflojada en pleno frenesí. “Kerry ganó porque ha actuado como un comandante en jefe, ha aparecido como tal. Lo ha hecho muy bien”, cree la elegante Madeleine Albright, secretaria de Estado con Clinton. ¿Y Bush? “Encontré a Bush cansado, y además no me pareció que dijera nada nuevo.”
- 12 de la noche: Spin Alley se vacía poco a poco. Todas las frases que no han quedado tiradas por los pisos en este mercado fascinante de opiniones están ya en el aire, en las pantallas, en Internet, en las páginas de los periódicos. Comienza un nuevo día: quedan 32 para las elecciones.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.