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El levantamiento del cerco sobre la Basílica de la Natividad en Belén era inminente anoche tras un acuerdo por el que Chipre accedió a recibir temporalmente a los 13 militantes palestinos que Israel quiere deportar y que luego serán acogidos por varios países. Por la noche, un avión militar británico voló a Tel Aviv desde la base aérea de Akrotiri, en Chipre, para recoger a los militantes palestinos y aterrizará a su regreso en el aeropuerto chipriota de Larnaca. Así concluirían los 38 días de encierro durante los cuales siete palestinos murieron por el ataque de francotiradores, y se levantaría la ocupación de la última ciudad cisjordana.
“El gobierno de Chipre aceptó mantener en tránsito por algunos días a los 13 palestinos cuya expulsión demanda el gobierno de Israel”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Ioannis Cassoulides, en una conferencia de prensa en Nicosia tras el acuerdo. El canciller chipriota, que cerró el acuerdo tras una conversación telefónica con el ministro español de Asuntos Exteriores Josep Piqué, dijo esperar que los palestinos salieran de Belén “lo más pronto posible”. Hasta ayer no era claro el destino final de los 13 activistas. Un diplomático de la Unión Europea sugirió que tanto España como Canadá son posibles destinos. Sin embargo, el viceprimer ministro canadiense, John Manley, negó que su país haya aceptado recibir a alguno de los activistas. Otros informes aseguraron que también podrían ser llevados a Austria, Grecia y Luxemburgo y posiblemente Italia, que el martes se negó a aceptar a los 13 hombres, entre los que hay miembros del Hamas y de al Fatah. El destino final de los activistas será discutido el lunes cuando los ministros de Relaciones Exteriores de los Quince se reúnan en Bruselas.
Estados Unidos casi no tomó parte en el asunto. “Los europeos están trabajando en esto y nos mantienen informados, pero lo dejaremos en sus manos por el momento y les preguntaremos para ver si no pueden solucionar esto”, dijo el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell.
Otros 26 hombres armados, que son buscados por Israel por causas menores, van a ser llevados a Gaza, donde serán enjuiciados. El resto de los retenidos en la iglesia –clérigos, civiles, un pequeño grupo de pacifistas y un fotógrafo norteamericano– serán dejados en libertad.