Se ha confirmado el triunfo de Lula por un margen importante, ya que estuvo casi a un punto de no ir a ballottage y Alckmin apenas pasó el 40 por ciento. El futuro parece muy claro porque, con los seis puntos de Heloisa, a Lula le va a ser bastante fácil ganar en la segunda vuelta. Hubo un claro corte entre el Brasil pobre del nordeste y el del sudeste, de Mina Gerais para abajo, que es una zona con mayor poder adquisitivo y una estructura más moderna. Alckmin superó aquí el 40 por ciento. Pero, ¿por qué pasó esto? En primer lugar, Lula abusó de su relación de carisma y confianza con las bases sociales y pensó que el problema de la corrupción y de la sucesivas denuncias contra el partido sólo iban a alcanzar al PT y no a él. La sociedad no estuvo dispuesta a aceptarlo. También, pagó un poco el precio por la soberbia de no ir a la confrontación televisiva. Tenía una ventaja, pero la sociedad igual quería escuchar sus explicaciones sobre las denuncias. Aquí dejó un flanco muy débil.

La diferencia fundamental que tendrá este segundo gobierno es que ha hecho una alianza con el PMDB. En el primer gobierno hizo una alianza con la derecha, por medio de la figura del vicepresidente, José Alencar. La alianza con el PMDB es una alianza más de centro. Espero que sea un cambio positivo, que sea un gobierno sin tantas contradicciones. El primer gobierno tuvo una gran política social, pero una política financiera muy ortodoxa. Esta vez tendría que coordinarse mucho mejor, con un postura más de centro-izquierda. Alckmin es un hombre definitivamente de centro-derecha, no es como el ex presidente Cardoso.

Es importante reconocer que Lula va a tener que hacer un gobierno más transparente. La oposición va a ser muy fuerte. El sistema parlamentario y de estados es totalmente desconcentrado. Los partidos son muy cambiantes e ideológicamente pocos sólidos, menos el PT. Lula tendrá que armar una estructura de cuadros para poder negociar en el Congreso, especialmente después de perder estados muy importantes, como el caso de San Pablo. Esto le va a dar un bajo control del Parlamento. En la práctica, esta necesidad de negociar no va a ser demasiado buena para el gobierno, porque en el sistema brasileño todo se consigue a cambio de apoyo. Con respecto al Mercosur, la victoria de Lula lo robustece. Alckmin, un hombre de la derecha de la socialdemocracia, tiene una muy fuerte intención de convertir el Mercosur en un TLC y afianzar la relación con Estados Unidos. Lula va a continuar con la política actual, pero una eventual profundización va a depender de los demás actores como la Argentina y de cómo Buenos Aires y Brasilia quieran lidiar con Venezuela.

* Presidente de Fundación Cenit (Centro de Investigaciones para la Transformación).