Tal vez podrían decir que es el espanto el que los une. Espanto que en varias provincias toma el nombre de reforma constitucional o de reelección indefinida. Ese espanto y otros temas estarán sobre la mesa alrededor de la cual se reunirán hoy los integrantes de la conducción de la bancada radical en el Senado y el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio. El encuentro se concretará en la sede del arzobispado porteño.

“Queremos conocer cuál es la mirada que tiene la Iglesia sobre el conflicto institucional que se vive en varias provincias”, confía a este diario el senador jujeño Gerardo Morales. Junto al mendocino Ernesto Sanz y al pampeano Juan Carlos Marino, Morales le transmitirá a Bergoglio las opiniones del radicalismo. “Le llevaremos un informe sobre lo que nosotros calificamos como anulación sistemática del Congreso, el debilitamiento de los organismos de control y también sobre la situación que se vive en varias provincias a partir de las reformas constitucionales para habilitar la reelección indefinida de algunos gobernadores”, señala Morales.

Preocupado por la reforma de la Constitución que Eduardo Fellner encara en Jujuy, Morales llamó la semana pasada a Bergoglio. El cardenal no demoró en devolverle la llamada. Así surgió el encuentro de hoy. “También le transmitiré algunas actitudes contradictorias de la Iglesia en Jujuy. Concretamente la del obispo de San Salvador, Marcelo Palentini. Primero se opuso a la reforma constitucional que impulsa Fellner y luego de recibir un subsidio de 200 mil pesos para realizar arreglos en la iglesia de San Francisco, se manifiesta a favor”, comenta Morales.

En Jujuy, al llamado a una reforma constitucional que habilite la reelección del gobernador le falta un voto. En contraste con la posición del obispo Palentini, el obispo de Humahuaca, Jesús Olmedo, se manifestó en contra de la reforma. La oposición a la reelección indefinida en varias provincias es una de las opiniones que los radicales esperan escuchar de parte de Bergoglio. No por nada, el arzobispo de Buenos Aires es uno de los más duros huesos que enfrenta el gobierno de Néstor Kirchner.

Frente a los jóvenes que habían peregrinado a Luján, Bergoglio había señalado el domingo que “a lo largo de la historia, siempre hubo quien sembró discordia. El demonio no se queda tranquilo. Es el padre de la mentira, de la división, de la discordia, de la violencia. A ese padre no lo queremos, porque no nos hace hermanos y nos divide”. El vocero del arzobispado, Guillermo Marcó, negó ayer que los dichos estuvieran dirigidos al Presidente. “El cardenal le habló a su gente. No era un acto político ni público”, señaló Marcó. El vocero también avanzó sobre el conflicto en Misiones. “No hay que nacionalizarlo. Es la reforma a una Constitución, no una elección a gobernador”, precisó al referirse al obispo de Puerto Iguazú, Joaquín Piña, que encabeza la lista de convencionales por el Frente Unido por la Dignidad, que rechaza la reforma que promueve Carlos Rovira. Al hablar sobre Piña y su enfrentamiento con Rovira, el vocero precisó que “Bergoglio considera que no se trata de política partidaria, porque Piña va al frente de una coalición que se opone a la reforma de una Constitución a la que llama un gobernador para beneficiarse”.