La pregunta por la causa de la catástrofe aérea de San Pablo se replanteaba anoche en los siguientes términos: ¿cómo puede ser que un avión, al aterrizar, recorra casi dos kilómetros de pista sin disminuir en lo más mínimo su velocidad? El avión, claro está, fue el Airbus A320 de TAM, y el desconcertante dato se obtuvo a partir de un video filmado por las autoridades aeronáuticas brasileñas. El comportamiento del avión admite dos posibles respuestas: o bien la pista estaba anegada y la máquina resbaló sin poder frenar, o bien el avión manifestó fallas mecánicas que impidieron disminuir la velocidad. La primera posibilidad reforzaría la hipótesis que atribuye la responsabilidad a Infraero –administrador de los aeropuertos brasileños, dependiente de la Fuerza Aérea–, por mal estado de la pista; la segunda pondría en cuestión el mantenimiento del avión por la empresa TAM. Entretanto, la fiscalía federal de San Pablo solicitó que el aeropuerto de Congonhas sea clausurado hasta que finalice la investigación. Pero el titular de Infraero objetó: “¿Dónde vamos a poner 20 millones de pasajeros?”

El video fue filmado por las cámaras fijas del aeropuerto de Congonhas y muestra, desde distintas perspectivas, el raudo pasaje del Airbus A320 de TAM por la pista principal. Una de las tomas permite advertir cómo el trayecto que normalmente requiere 11 segundos fue cubierto por la aeronave en sólo tres. Pero lo principal no es el exceso de velocidad, sino que no hubo desaceleración. “El avión tocó la pista a 110 nudos (casi 204 kilómetros por hora) y llegó al final a esa misma velocidad –destacó el presidente de Infraero, brigadier José Carlos Pereira–: una patinada nunca hace aumentar la velocidad del avión; en realidad, la disminuye.”

Sin embargo, Gustavo Franco Ferreira –especialista en investigación de accidentes aéreos, coronel retirado de la aeronáutica de Brasil– señaló que una hipótesis compatible con la falta de desaceleración es “que el avión haya entrado en aquaplane (que haya patinado a lo largo de la pista) a causa de un exceso de agua causado a su vez por la falta de grooving, ranuras cuya función es escurrir el agua”. Ferreira mencionó también otros dos posibles motivos: “Que los frenos no hayan funcionado o que el motor y el sistema del avión hayan ‘muerto’”. El investigador estimó que la velocidad con que el avión llegó a la pista era “aceptable”, ya que “en caso de que hubiera sido excesiva, la aeronave habría sufrido graves daños ya al tocar tierra”.

Los fiscales Fernanda Taubemblatt y Márcio Schusterschitz, en representación del Ministerio Público Federal paulista, solicitaron “el cierre inmediato de todas las operaciones en las pistas principal y auxiliar del aeropuerto de Congonhas”, hasta tanto finalicen las investigaciones sobre las causas del accidente; el juez federal Clécio Braschi dio a Infraero 72 horas para exponer su criterio al respecto. El brigadier Pereira anticipó una pregunta: “¿Dónde vamos a colocar 20 millones de pasajeros?” El criterio de Infraero apunta a disminuir la cantidad de vuelos e inhabilitar la pista principal en días de lluvia.

Anoche los bomberos, tras retirar 184 cadáveres relativamente enteros, extraían fragmentos de cuerpos: habían localizado 23. Sólo 18 de los cadáveres fueron identificados y se estima que la identificación de todos demorará por lo menos 30 días. Sigue sin precisarse el número total de víctimas, que estaría alrededor de 200: los 186 ocupantes del avión y una cantidad indefinida de personas que estaban en tierra.