EL MUNDO

Las nuevas ideas

 Por Valentina Delich *

El “supermartes” no alcanzó para definir el/la candidato/a presidencial del Partido Demócrata pero, sin duda, Hillary Clinton y Barack Obama siguen protagonizando uno de los procesos políticos más mediáticos, participativos y taquilleros de los últimos tiempos en los Estados Unidos. Una por su condición de mujer, el otro por el color de su piel, generan la expectativa de un cambio que alcanzaría al ejercicio, visión y misión del poder político.

Sin embargo, muchos expertos en relaciones internacionales afirman que en cuestiones de alta política internacional para América latina –terrorismo, narcotráfico y migración– no sólo las diferencias entre Obama y Hillary son pequeñas sino también entre demócratas y republicanos. No hay que esperar cambios significativos, sigue este argumento, porque los intereses estratégicos de Estados Unidos dominan su política internacional cualquiera sea el partido de gobierno.

Cierto: Obama y Hillary votaron a favor del muro en la frontera con México para contener la inmigración. Cierto: fuera de la preocupación de ambos candidatos por el voto latino en Estados Unidos, hay sólo referencias generales a nuestra región. Hillary publicó un ensayo de 18 páginas en la revista Foreign Policy a finales de año 2007, donde delineaba su agenda de política exterior y sólo incluyó un párrafo sobre América latina. Cierto: probablemente y en términos generales sus agendas de prioridades para América latina no difieran sensiblemente de la agenda actual, que es la de un presidente republicano.

Sin embargo, yo tengo la intuición (¿la ilusión?) de que la historia y personalidad de los líderes políticos hacen diferencia (y no tan en el margen) en la definición de los intereses geopolíticos de un país y la convicción de que las ideas juegan un papel fundamental en la construcción política internacional. Dicho simplemente, además de los intereses geoestratégicos de los Estados Unidos existen las ideas acerca de lo que es posible, deseable y políticamente exitoso. Fue gracias a las (nuevas) ideas –y no a los intereses económicos o geoestratégicos– que se generaron políticas tales como la “política del buen vecino” de Franklin Roosevelt que implicaba la no intervención y ocupación de nuestros territorios; la política pro derechos humanos de Jimmy Carter, o la solución pacífica de la crisis de los misiles con Cuba de John F. Kennedy. No es casualidad que también eran demócratas. Y más aún, especulando a futuro, no parece ser lo mismo declarar la voluntad de reunirse con Chávez, Fidel o cualquiera que tenga disputas con los Estados Unidos como hizo Obama que decir, como respondió Hillary, que eso era “irresponsable y francamente naïf”.

* Investigadora de Flacso Argentina.

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