“Si hay que pagarles a los chicos para que estudien informática, les pagaremos para que sean programadores”, aseguró Martín Lousteau, en la reunión que encabezó ayer con representantes del sector de exportadores de los denominados “servicios con valor agregado”. Con estas palabras el ministro de Economía mostró la relevancia que le da a esta actividad para la cual ha planteado una meta: ubicar al país entre los primeros diez del mundo, ya que “Argentina posee ventajas comparativas y no se deben desaprovechar”. En este primer encuentro se planteó una serie de acciones para explotar las potencialidades de esos servicios.

Martín Lousteau estuvo acompañado por su par Lino Barañao, mientras que del otro lado del mostrador se encontraban los representantes de exportadores de servicios con valor agregado, donde la industria del software es una de las más importantes, pero no la única. La citación oficial incluyó también a los call centers y consultoras.

El clima entre los presentes fue distendido. “No hablamos de problemas a resolver, sino de oportunidades a aprovechar y de áreas en las que se podrían explotar más nuestras posibilidades”, comentó a Página/12 el presidente de la Cámara de empresas de Software y Servicios Informáticos, Miguel Calello.

Este tono sereno tiene su explicación. La rama informática ha atravesado en los últimos años una fase de crecimiento acelerado en Argentina. Entre 2003 y 2007, la participación de la actividad en el total del PBI pasó de 0,66 a 1,30 por ciento, mientras que las exportaciones entre 2000 y 2007 se incrementaron casi siete veces, alcanzando un total de 380 millones de dólares anuales. En ese marco, Lousteau señaló que la tarea consiste en explotar las ventajas comparativas del país para “instalar, antes de fin de año, en los centros internacionales la idea de que la Argentina se convertirá en uno de los diez principales países del mundo con potencial para traccionar este tipo de operatoria, que puede generar cientos de miles de puestos de trabajo”. Concretamente, las ventajas del sector son el huso horario, que es cercano al de Europa y Estados Unidos, lo cual permite, por ejemplo, desarrollar actividades como los call centers. También, el nivel de capacitación del personal y la buena infraestructura de base en comunicaciones.

Representantes de empresas informáticas que dialogaron con la dupla Lousteau-Barañao aseguraron a este diario que el objetivo más concreto es incrementar las exportaciones del sector. No se plantearon metas cuantitativas sino en forma general que aumenten las ventas al exterior “lo máximo posible”. En definitiva, para lograr tal fin se constituyeron cuatro grupos de trabajo. Los mismos estarán formados por funcionarios del Gobierno y por personal de las empresas. Los lineamientos a seguir serán los incentivos para la exportación de servicios, recursos humanos, infraestructura y difusión de la “marca argentina” en el exterior.

Respecto de los recursos humanos, el problema que arrastra el sector informático es el de una escasez estructural, dado que la cantidad de egresados de la universidad no alcanzan para satisfacer la demanda de una actividad en franco crecimiento. “Si bien ya se realizaron acciones para estimular el ingreso hacia las carreras de ingeniería como las becas, las pasantías y la creación de las tecnicaturas, esto no fue suficiente. Debemos seguir trabajando”, comentó a este diario un ejecutivo de una empresa de software.

En definitiva, esa iniciativa oficial recién comienza. “Esto es sólo un primer paso que, si bien es auspicioso, no deja de ser el principio. Todavía falta que los grupos de trabajo empiecen a operar en las direcciones estipuladas”, sostuvo Calello. Para poder saber cómo avanzan concretamente habrá que esperar a la realización de las reuniones de los grupos creados que se llevarán a cabo en las próximas semanas.