El Cafierito ministro de Perón. El dirigente que encabezó la renovación peronista en los ’80 contra el cajón de Herminio Iglesias. El gobernador que introdujo cambios positivos en la provincia de Buenos Aires, sobre todo en el sistema de salud. El candidato que en la última interna de verdad del PJ se confió en el aparato y se dejó arrebatar por Carlos Menem la posibilidad de ser presidente de la Nación, mientras veía cómo sus jóvenes brillantes (José de la Sota, Carlos Grosso, José Luis Manzano) pegaban el salto al menemismo antes de que se terminaran de contar los votos. Ese mismo Antonio Cafiero, como historia viviente del peronismo, comenzará a presidir el congreso justicialista que puede cambiar (¿una vez más o definitivamente?) el destino del movimiento nacido en 1945.

Será una formalidad, claro. Y un símbolo. Después, los aproximadamente 700 congresales que asistirán, desde las 10, en Parque Norte (sobre un total de 903) serán presididos por el gobernador chaqueño Jorge Capitanich, una muestra de los dirigentes jóvenes que Néstor Kirchner quiere que sean las nuevas caras del partido, al que pretende transformar en una fuerza de centroizquierda.

El congreso, al que –si no cambia de parecer– no concurrirá el propio Kirchner, está totalmente lubricado. Según esperan los organizadores será rápido, concreto y sin ningún sobresalto. Muy distinto a aquel del 27 de marzo de 2004, cuando se enfrentaron, micrófonos en mano, la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner e Hilda “Chiche” González de Duhalde (ver aparte).

Más o menos el congreso transcurrirá así: primero se elegirá a las autoridades. A Capitanich lo acompañarán cuatro vicepresidentes y siete secretarios. La elección de los dirigentes que acompañará al gobernador chaqueño en la mesa será decidida estratégicamente por Kirchner para cuidar que haya un equilibrio en la representación de distintos sectores y en la distribución territorial de acuerdo con sus lugares de origen.

Asumidas las autoridades del congreso se designará una junta electoral y se fijará un llamado a elecciones internas para el 18 de mayo. Finalmente, se votará una reforma a la Carta Orgánica del partido, básicamente para permitir una reducción de la cantidad de integrantes del consejo nacional, y se aprobará una amnistía para los que en las últimas elecciones compitieron sin representar al PJ.

Un mes antes de las elecciones internas –el 18 de abril– vencerá el plazo para presentar candidaturas. Si Kirchner no tiene oponentes, pocos días después será proclamado presidente del PJ. El consejo nacional –que está intervenido desde abril de 2005– pasará a tener 48 miembros en lugar de los 130 que contempla el estatuto actualmente. En la mesa directiva habrá unos 15 integrantes.

Para determinar quiénes serán esos 15 que lo acompañen en la lista, Kirchner afinará el lápiz para cubrir todo el abanico y a la vez mostrar renovación de cuadros. De los más veteranos, cae de maduro que estarán el camionero Hugo Moyano por la representación gremial y el ex ministro de Economía Roberto Lavagna en virtud del acuerdo recientemente sellado con el ex presidente. De la generación intermedia podrían anotarse el ministro del Interior, Florencio Randazzo; el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y Capitanich. Kirchner también contemplará un lugar para los intendentes del conurbano, para representantes del congreso nacional, posiblemente para la juventud y otros gobernadores, entre los que seguramente contará al bonaerense Daniel Scioli, quien encabeza la delegación de 249 congresales por la provincia de Buenos Aires, más de un tercio de los que estarán hoy en Parque Norte.

Se supone que al congreso no concurrirán los delegados que responden al puntano Adolfo Rodríguez Saá, ni los riojanos de Carlos Menem. Y se sabe que tampoco estarán el misionero Ramón Puerta ni el cordobés José Manuel de la Sota. Menos, Eduardo Duhalde y Chiche.

Pero la ausencia más visible será la de Kirchner, que seguirá las alternativas por televisión desde sus oficinas de Puerto Madero. Ante una consulta de Página/12, uno de sus principales operadores en el nuevo armado del PJ lo explicó: “¿Por qué debería ir si no es congresal?”.