Es muy probable que al viaje a Londres que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner realizará en la primera semana de abril incluya una escala en París. Eso porque están avanzadas las gestiones para que se reúna con el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en el Palacio Elíseo. Aparentemente lejos en lo ideológico, Cristina Kirchner y Sarkozy han venido cultivando una buena relación personal a través de los contactos que establecieron por la liberación de los rehenes de las FARC. Ese tema, anticipan quienes vienen trabajando en la organización del viaje, será un punto importante del encuentro.

Cristina Kirchner realizará su primera incursión europea como Presidenta el 4 y 5 de abril, cumpliendo con una invitación realizada por el premier británico Gordon Brown para participar en Londres de un encuentro de líderes progresistas del que también formarán parte Luiz Inácio Lula da Silva, Michelle Bachelet y Tabaré Vázquez.

Apenas se confirmó el viaje, en el Gobierno comenzaron a moverse para sumar algún otro punto al periplo. Para comparar: cuando asumió Néstor Kirchner su primer viaje también fue a Londres para participar del mismo foro –por entonces organizado por Tony Blair–, y luego tocó Bruselas, París y Madrid para mantener entrevistas con Romano Prodi, Jacques Chirac y José Luis Rodríguez Zapatero antes de volver a Buenos Aires. La situación no es simétrica porque Kirchner era poco conocido a nivel internacional mientras que su esposa llegó a la Casa Rosada con otro rodaje. Con todo, cerca de la Presidenta coinciden en la intención de sacarle más jugo al cruce del océano.

En ese plan, encontraron en Francia buena predisposición para armar un encuentro entre presidentes. Todo está encaminado para que se concrete al otro día que cierre el meeting progresista en Londres.

No será la primera vez que se encuentren. En febrero del año pasado Sarkozy era ministro del Interior y candidato a presidente cuando recibió en su despacho a Cristina Kirchner, quien había viajado a París para participar de un congreso de derechos humanos. Por entonces, por razones de género e ideológicas, Cristina se mostraba más afín a la candidata socialista Segolène Royal, pero luego de la reunión en París reconoció haber quedado impresionada por lo “dinámico” que se lo notaba a Sarkozy en funciones. Discreta, Cristina Kirchner no le quiso anticipar entonces si su marido buscaría ser reelecto o ella sería candidata en la Argentina.

Ya con ambos en la presidencia, hubo contacto fluido a fin del año pasado, a propósito de las negociaciones para liberar a los rehenes de las FARC. Sarkozy pidió a Kirchner que intervenga para lograr la liberación de Ingrid Betancourt. Pocos días después envió a su primer ministro, François Fillon, para el traspaso presidencial. Fillon se reunió con Cristina Kirchner y coincidieron en la necesidad de reimpulsar las gestiones de Hugo Chávez con la guerrilla colombiana, por entonces congeladas por decisión de Alvaro Uribe. Luego, Kirchner viajó a la selva para un frustrado intento de liberación.

Fuera de este caso puntual, lo cierto es que las relaciones del gobierno de Sarkozy con los Kirchner han sido más fluidas que las que mantenían con el de Chirac. A diferencia de su antecesor, el nuevo embajador francés en Buenos Aires Frederic Baleine Du Laurens suele elogiar al Gobierno y ya ha conseguido armar algunos buenos negocios como la adjudicación del tren bala que unirá Buenos Aires-Rosario-Córdoba al grupo galo Alstom.

Uno de los puntos complicados en la relación bilateral es la deuda de 6200 millones de dólares que Argentina mantiene con el Club de París, del cual Francia forma parte. El tema, inevitablemente, se tocará en el encuentro entre los presidentes. Cuando estuvo en Buenos Aires, el primer ministro Fillon pidió “negociaciones realistas” con el Club de París.